EL ADN DE LA SEMANA

Envejecer

Los humanos tenemos genes que hacen que enfermedades como el alzhéimer lleguen más tarde que en otras especies

Dos ancianos caminan por la Guineueta, en Barcelona.

Dos ancianos caminan por la Guineueta, en Barcelona. / periodico

PERE PUIGDOMÈNECH

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Cuando pasa el tiempo, envejecer se convierte en una preocupación para cada individuo, pero también como colectivo, porque las personas viven más tiempo y la gente mayor es más numerosa. Un aspecto que nos gustaría sería que la vida que se alarga transcurriera sin los peores efectos del envejecimiento. La ciencia de las personas mayores progresa. Dos publicaciones recientes nos lo demuestran.

En un conjunto de artículos en la revista 'Science' se revisan algunos aspectos de la biología del envejecimiento comparando lo que ocurre entre diferentes especies animales. Por ejemplo, entre los animales domésticos, el gato vive una media de 15 años mientras que el perro lo hace 12 años. Durante años la gente se ha preguntado la razón de esta diferencia que podría deberse a que los perros, animales sociales, pueden atrapar más enfermedades que los gatos que tienen un carácter solitario.

En general los animales más pequeños viven menos que los grandes porque son atacados con más frecuencia por otros animales y no es necesario que se preparen para vivir mucho. Todo ello nos dice que los genes determinan el tiempo que vive cada especie y nos gustaría saber cuáles son y qué podemos hacer para vivir más y mejor.

TRANSMISIÓN DEL CONOCIMIENTO

Una diferencia que tenemos los humanos respecto a la mayoría de especies animales es que un porcentaje significativo de nosotros vivimos más allá de la edad reproductiva. Incluso en los tiempos primitivos, un 30% de las mujeres sobrevivían a la menopausia y esto les permitía ayudar a cuidar de los niños de los otros mientras las madres buscaban comida. La gente mayor ha sido también importante para transmitir el conocimiento que los grupos humanos necesitan para sobrevivir.

Una investigación publicada en la revista de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos señala que los humanos tenemos genes que permiten que enfermedades como el alzhéimer o los derrames cerebrales lleguen mucho más tarde que en otras especies. Esto ha permitido que los abuelos estén suficientemente bien para ayudar a los más jóvenes. Lo que nos pasa ahora es que vivimos mucho más y ni la acción de nuestros genes nos acaba de proteger del todo.