Convergencia

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PERE PUIGDOMÈNECH

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Adaptarse a condiciones extremas del entorno no es fácil. Pasear por las montañas nos lleva a preguntarnos cómo lo hacen los árboles que vemos en verano a más de 30ºC de temperatura y que están allí mismo en invierno quizás a 20ºC bajo cero. Y lo hacen con éxito porque han sobrevivido durante millones de años. Un estudio de grupos de investigación de Canadá ha descubierto que especies muy alejadas utilizan los mismos procesos para adaptarse a circunstancias extremas.

El estudio ha sido realizado sobre dos especies de coníferas de América del norte, el pino contorcido y la pícea blanca. Ambas las encontramos en hábitats similares y muy variados. El trabajo ha analizado los genomas de más de 250 poblaciones de estas dos especies en diferentes localizaciones. Las coníferas, que incluyen los pinos y los abetos, tienen algunos de los genomas más complicados que hay y que pueden ser hasta diez veces más grandes que el genoma humano, aunque el número de genes que tienen es muy parecido. Por eso han estudiado las variaciones que se dan dentro de los genes y no en todo el genoma. El resultado es que las poblaciones que viven en los entornos más fríos contienen variantes de genes relacionados con la respuesta a la temperatura o cómo se comportan en días de longitud diferente. Lo más interesante es que son los mismos genes en las dos especies pese a que han estado separadas desde hace más de 140 millones de años.

Todas las especies tratan de adaptarse a nuevos hábitats o a cambios en el entorno. Algunas pueden migrar, pero otras, sobre todo las plantas, no tienen mucho más que sus genes para reaccionar y a menudo lo hacen de la misma manera de forma independiente, lo que se llama convergencia. Varias especies de insectos han convergido con variantes de los mismos genes que les permiten comer plantas tóxicas. Incluso el color de la piel depende de variantes del mismo gen en ratones y lagartos. Los humanos convergieron con ellos cuando, saliendo de África, se tuvieron que adaptarse a las regiones con poca luz.