EL ADN DE LA SEMANA

Chinches

Los molestos insectos son cada vez más abundantes y resistentes a los insecticidas

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PERE PUIGDOMÈNECH

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Vuelven los chinches. Si ha tenido en casa, sepa que no es una excepción. Y al parecer van a más. Son cada vez más abundantes y resistentes a los insecticidas. Quizá su genoma nos ayudará descubrir sus puntos débiles.

Los chinches no son cosa del pasado. Sabemos que nos han acompañado como mínimo desde que vivimos en ciudades, aunque es probable que la asociación sea mucho más antigua porque su biología se ha adaptado a vivir como parásitos de los humanos. Hay una especie que vive en los climas templados, otra en los trópicos y una tercera que compartimos con los murciélagos. Con la higiene y los insecticidas, el número de chinches había disminuido, pero en últimos tiempos ha aumentado de forma importante. Puede ser porque ahora viajamos y transportamos cosas de manera más rápida de una parte a otra del mundo y también calentamos mejor nuestras casas, pero también es posible que estén apareciendo razas de chinches resistentes a los insecticidas. De ello se han hecho eco las revistas internacionales.

Hace unas semanas se publicó el genoma del chinche por parte de dos grupos: uno americano y otro internacional. En su genoma se encuentran, por ejemplo, los genes que permiten a los chinches picar sin ser descubiertos. Cuando muerden, inyectan sustancias que inhiben la coagulación de la sangre y anestesian la región de la picadura. Se ha estudiado también la distribución de los insectos en el metro de Nueva York y sus recorridos por la ciudad. En el genoma se identifican genes que les permiten sobrevivir a algunos insecticidas y, de hecho, se ha publicado otro estudio que demuestra que los chinches actuales tienen su caparazón más grueso y así son más resistentes a los insecticidas comunes.

El chinche es un viejo y molesto compañero de nuestras casas. A diferencia de otros parásitos, no se ha demostrado que transmita enfermedades importantes, pero su picadura produce heridas y reacciones alérgicas. Está volviendo y es molesto. Esperemos que conocer su genoma nos ayude a detenerlo.