OPINIÓN

Canibalismo

abeja polinizando una flor

abeja polinizando una flor / AMRO ZAYED / YORK UNIVERSITY

Pere Puigdomènech

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Un artículo reciente publicado por investigadores de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, afirma que uno de los efectos de los aromas que producen las plantas del tomate es favorecer el canibalismo entre los insectos que los atacan. Se trataría de un mecanismo eficaz de defensa frente a los insectos porque si se comen entre ellos no atacan las plantas.

Las plantas dedican muchos esfuerzos en producir aromas. Basta pasearse por un campo en primavera para observar la variedad de olores que podemos sentir en las flores de las plantas y que nosotros utilizamos. La mayoría de los productos de la cosmética son directa o indirectamente productos vegetales. Los últimos años se han ido descubriendo muchos detalles de cómo las plantas producen estas sustancias volátiles y porque lo hacen.

Es, en general, una forma que tienen para comunicarse entre ellas y con los animales que se acercan ya sea para polonizarlas o para alimentarse de ellas. A veces a las plantas les interesa atraer animales porque puede ser una manera para dispersar sus semillas a distancia, pero con frecuencia algunos animales terminan destruyendo la planta.

Las plantas tienen muchas maneras para evitar que los animales se las coman.

Por ejemplo las plantas se protegen físicamente con cubiertas duras o con pinchos. También pueden producir sustancias tóxicas que incluso matan a los que se las comen. Ahora se ha encontrado un curioso mecanismo. Algunos insectos, sobre todo orugas, cuando les falta alimento se comen entre ellos. Las plantas, en este caso la tomatera, han desarrollado la emisión de aromas que pone en marcha este mecanismo.

Se trata de derivados volátiles de una sustancia, que se conoce como ácido jasmónico, y que está relacionada con aromas que se descubrieron en el jazmín. Han demostrado que cuando la planta se trata con esta sustancia las orugas tienen una mayor tendencia a comerse entre ellas. La tomatera emitiría un perfume que desencadena en los insectos un comportamiento que hace que la dejen en paz.