Año del ébola

Estos días se publican listas de los mejores descubrimientos del año o de las personas más influyentes en diferentes campos. La revista Time ha proclamado Personaje del 2014 a los trabajadores del ébola. Esto nos recuerda que debemos revisar cómo hemos reaccionado ante la epidemia y cómo debe actuar la investigación para evitar casos similares.

En los primeros puestos de las listas de descubrimientos relevantes del año aparece el encuentro de la nave Rosetta con el cometa 67P, que es sin duda un hecho científico y tecnológico extraordinario. En el caso del virus del ébola no podemos hablar de un hito científico concreto, sino más bien del fracaso a la hora de prevenir y tratar la crisis. Las personas que están trabajando para combatir la infección se merecen un reconocimiento. Hace pocos días se anunciaba que uno de los médicos más prestigiosos de Sierra Leona había muerto de ébola. Es el undécimo médico que fallece en este país debido a una epidemia que ya ha causado 7.300 víctimas mortales.

El virus del ébola no era un desconocido antes de la crisis actual, sino que hacía muchos años que se conocía su gravedad. Había incluso programas de seguimiento y se iba trabajando con vacunas y tratamientos, pero con baja intensidad. Lo cierto es que no se esperaba una epidemia justo en África occidental. Esos países no estaban preparados y su estructura social y sanitaria estaba dañada por años de conflictos.

En estos momentos, sobre todo cuando ha habido casos en Europa y EEUU, la búsqueda de vacunas y tratamientos contra el ébola ha tomado más velocidad. Es una buena noticia, pero quizá también habría que revisar otras enfermedades olvidadas que afectan a regiones que a menudo vemos lejanas. En muchos lugares, las enfermedades infecciosas son aún una causa principal de muerte, en particular en niños. La mejor noticia que podríamos dar un año cualquiera es la erradicación de una enfermedad, donde quiera que se produzca.