EL ADN DE LA SEMANA

Americano

En las poblaciones actuales hay trazas de orígenes muy diversos

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Pere Puigdomènech

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El continente americano debería ser una de las regiones del planeta en las que resultara más fácil estudiar el origen de sus habitantes. No tenemos rastros de humanos anteriores a hace 20.000 años. Sin embargo, la llegada de los europeos tuvo efectos dramáticos sobre la gente y en el ADN de los americanos actuales hay trazas de poblaciones de orígenes muy diversos. Es lo que acaba de demostrar un amplio estudio de los habitantes de diferentes países. Una excepción pueden ser las poblaciones de la Patagonia: su ADN está muy relacionado con el de quienes vivían hace más de 1.000 años.

Disponemos de una información detallada sobre los cientos de miles de variaciones que aparecen en el genoma humano. La mayoría de ellas no tienen ningún efecto detectable en los individuos, pero se transmiten de padres a hijos y se pueden utilizar para estudiar las relaciones entre grupos de individuos. Investigadores de América Latina han analizado las variantes en el ADN de 6.500 individuos de Brasil, Chile, México, Colombia y Perú y las han comparado con las de diferentes zonas geográficas del mundo. Demuestran que la contribución más importante a estos genomas es de origen americano y europeo, pero detectan aportaciones numerosas de poblaciones africanas y asiáticas. Incluso encuentran por toda América las variantes genéticas típicas de los judíos sefardíes que fueron expulsados de España en el siglo XV y que en teoría no podían emigrar a América.

Por otro lado, otro estudio ha analizado los genomas de 61 individuos de cuatro poblaciones actuales del sur de Chile y de otras cuatro que vivieron en las mismas zonas hace 1.000 años. Encuentran que las características genéticas de los antiguos habitantes se corresponden bien con los actuales. Los resultados nos dicen que una gran parte de los habitantes de América Latina tienen ancestros venidos de todo el mundo después de la llegada de los europeos. Solo unos cuantos grupos quedaron preservados en el extremo sur.