Opinión | EL ADN DE LA SEMANA

Pere Puigdomènech

Investigador

Pere Puigdomènech

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Longevidad

Las manos de un anciano y de un niño.

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Saber cuánto tiempo viviremos nos interesa. Muchos de nosotros quisiéramos vivir muchos años y vivirlos bien. Somos conscientes de que en los últimos años la esperanza de vida ha aumentado. Por se investiga sobre cuánto podríamos vivir y cómo podemos conseguir vivir más años. Las conclusiones no lo dejan muy claro.

Por un lado están aquellos que trabajan para que vivamos más y mejor. Hay gente que estudia cómo debemos comer, cómo hemos de evitar hábitos y prácticas que nos pueden acabar pasando factura. Sabemos que en estos casos generalizar es muy difícil porque somos todos diferentes en nuestros genes y porque se necesitan datos muy complejos que dependen también de dónde vivimos.

También hay gente que trabaja para curar enfermedades que nos acortan la vida y tenemos el paradigma de la medicina regenerativa, que algún día permitirá reparar tejidos y órganos que no funcionan bien. Sabemos que todo esto alarga la vida y nos preguntamos hasta cuándo. La respuesta de los 120 años es la más frecuente, posiblemente una respuesta aproximada, pero no muy basada en datos fuertes.

Parece que no hay una barrera fijada. De todos modos no conocemos a mucha gente inmortal

Últimamente se ha investigado sobre cómo sobrevive la gente mayor y el último de estos estudios basado en cuánto viven los italianos centenarios nos afirma que no parece que haya una edad límite. Lo que han hecho es estudiar la vida de más de 3.800 casos en su país (463 hombres) y su mortalidad en función de la edad a partir de los 70 años. Obviamente el número de personas va disminuyendo con la edad, pero no encuentran ninguna indicación de que se llegue a un límite.

Las teorías actuales tratan de explicar cuáles son los factores que nos hacen envejecer. Uno de ellos es que con el paso de los años la maquinaria de nuestro cuerpo va acumulando errores que pueden ser de origen natural o por la actividad humana. La vida se puede detener en cualquier momento por accidentes o enfermedades que solucionamos con acciones médicas y con estilos de vida apropiados. En cien años la esperanza de vida se ha duplicado y parece que no hay una barrera fijada. De todos modos no conocemos a mucha gente inmortal.