La ciclista sospechosa de llevar un motor en la bici se retira

Femke van den Driessche se enfrentaba a una sanción de por vida y a una multa de 50.000 euros

La ciclista belga Femke Van Den Driessche durante la prueba de cicclocross en Heusden-Zolder en la que la UCI ha descubierto un motor escondido en su bicicleta.

La ciclista belga Femke Van Den Driessche durante la prueba de cicclocross en Heusden-Zolder en la que la UCI ha descubierto un motor escondido en su bicicleta. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Con tan solo 19 años, engañada por no se sabe quién, sin dinero para afrontar los elevados costes de la defensa, sin muchos argumentos para demostrar la inocencia, sin ganas para competir y señalada como tramposa en su país, Bélgica, Femke van den Driessche, anunció este martes su retirada del ciclismo, de la competición, del ciclocrós que la había elegido como una de las figuras femeninas hasta que, por azar y casualidad, se le descubrió que llevaba un motor escondido en el interior de su bicicleta, el primer caso flagrante de dopaje mecánico descubierto en el ciclismo. Ocurrió durante el mundial de la especialidad, en enero.Un comisario encontró la bici trucada en la zona acotada de la corredora.

¿Quién la aconsejó? ¿Qué llevó a una chica de solo 19 años a defraudar, a competir de forma desleal con un motor oculto que activaba y que le daba un plus de fuerza para derrotar a las adversarias? Son preguntas que, por ahora, no tienen respuestas. Van den Driessche, más allá de los exitos que podía lograr en el ciclocrós, pasará a la historia negra del ciclismo al haberse convertido en la prueba evidente de lo que sospechaba la UCI (Unión Ciclista Internacional) desde hace años, la existencia de motores ocultos en las bicicletas. La federación internacional había efectuado una gran inversión para descubir si existía o no el dopaje mecánico.

CASTIGO EJEMPLAR

Brian Cookson, presidente de la UCI, quiso que el caso de Van den Driessche fuera algo así como un escarmiento, como un aviso a navegantes, que nadie más se atreviera a defraudar con el uso de motores en las bicis. Por esta razón solicitó una sanción de por vida para la corredora, al margen de una multa de 50.000 euros. Este martes la ciclista debía testificar en Lausana. Ya no viajó alegando que no tenía dinero para desplazarse desde Bélgica a Suiza, tampoco para pagar los costes de la defensa y que además los argumentos a favor de su inocencia eran muy pobres. "La absolución es imposible puesto que la bicicleta en cuestión estaba en mi zona de material", indicó la corredora. "Ahora solo quiero rehacer mi vida de la forma más serena que sea posible por lo que espero que la gente sea comprensible conmigo".