Anna Vives: "Yo quería trabajar y ser feliz como todo el mundo"

Anna Vivesnació el 16 de abril de 1985. Tal y como ella recuerda, aún no ha llegado a los 28 años. Tienesíndrome de Down y trabaja cada día en lafundación Itinerarium, lugar donde ha confeccionado unatipografía de letra digitalizada que ha triunfado a nivel internacional. En el 2012, Vives consiguió crear algo que ella nunca se hubiera creído capaz de hacer, convirtiéndose en un símbolo para muchos. A diario, recibe correos electrónicos de todas partes del mundo, de personas de diferentes estratos sociales, que la felicitan por el proyecto. Sus seguidores confiesan que este trabajo "les ha emocionado a la vez que les ha servido como aliento para conseguir sus propios retos", explica su hermano Marc.

"Vamos hacia un cambio de cultura. Con esta iniciativa se ha demostrado que lo verdaderamente importante son las capacidades de cada uno, ya que sumando las que tenemos unos y otros superamos nuestros propios déficits", asegura Marc. La suma de granitos de arena de las muchas personas que rodean a Anna ha conseguido crear la iniciativa. La letra es una oda al trabajo en equipo, un grito contra el egoísmo, una nueva manera de vivir.

Experiencia laboral

En el 2011, la joven tuvo su primera experiencia laboral, que fue mucho más áspera que su realidad actual. Anna era una persona perdida en medio de un supermercado. Llevaba los carritos de un lugar a otro. Se sentía desamparada e inútil. "Yo quería trabajar y ser feliz como todo el mundo, pero en aquel establecimiento me sentía muy sola y triste", lamenta Anna. Cuando terminó el convenio con la empresa, pasó cinco meses más en casa buscando trabajo. Si para cualquier persona encontrarlo, actualmente, es casi una odisea, para las personas que tienen síndrome de Down es casi imposible.

Para que su día a día fuera más feliz, la familia decidió que Anna asistiera a diario a la fundación donde trabajan. No eran conscientes de que allí empezaría todo y que su hermana se convertiría en una de las catalanas del año. Vives empezó a trabajar con un ordenador de mecanografía que puntuaba los errores y la pulsación. Cuando ya no hacía ningún fallo, recortaba las letras del abecedario. Del recorte pasó a la escritura. Y de la escritura a la digitalización, acompañada de un diseñador.

A partir de aquí, todo vino rodado. Su letra se ha convertido en unsímbolo para grandes entidades y para centenares de personas. El Bar-ça, elAyuntamiento de Barcelona y losMundiales de natación han querido participar de ella. La escuela del centro penitenciarioBrians 2 ha declarado su letra como la oficial y los reclusos han visto en ella una motivación para luchar. "La letra tiene un gran valor porque está hecha por una chica con síndrome de Down. El día que la 'tipo' no sea especial la dejaremos de hacer. Será el éxito final porque será valorada como una más", reivindica su hermano.

Más autonomía

No obstante, en la vida de Anna no son todo momentos dulces. Cuando está en casa le cuesta mucho estar feliz y contenta. A pesar de los logros conseguidos, ella no olvida que sufre el síndrome y esto le dificulta su felicidad completa. "Los pocos momentos que la ves bien es cuando está mirando libretas o recortando letras y papeles. En cambio, cuando viene a trabajar, siempre está alegre", cuenta su hermano. "Me gusta ir a trabajar y ganarme la vida, como a todo el mundo, para sentirme útil", comenta la tipógrafa. Gracias al proyecto, han descubierto que disfruta escribiendo, pintando, creando. "Poco a poco, con la suma de capacidades, va mejorando el trazo, el comportamiento, su autonomía y, sobre todo, ha aprendido a sentirse útil, cosa que antes era impensable", afirma su hermano.

"La nominación aCatalà de l'Any implica representar a entidades y familias que luchan día a día. Que se haya reconocido a Anna como alguien capaz de hacer cosas importantes es un triunfo que compartimos con las personas con sus capacidades", celebra su entorno.