Los largos preparativos de la ceremonia

Los secretos de la fiesta

Una mención casual de Plácido Domingo en una reunión de cerebros marcó la sesión de ayer en MontjuÏc. Cuando surgió ese nombre, se descubrió que España ya no sólo es famosa por los toros y el flamenco. Y a partir de ahí, con mucho trabajo, se gestó la fiesta, que tiene mucho más trasfondo de lo que nadie puede imaginar. 

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EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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La ceremonia que 3.500 millones de personas vieron ayer a través de la pequeña pantalla ha costado lo suyo y ha tenido muchos aspectos subterráneos interesantes. Desde el primer día, cuando el COOB recomendó a las empresas Bassat, Sport y Ovideo que se fusionasen, hasta ayer mismo, cuando a primera hora de la mañana, nada más despertarse los 7.000 actores elevaron los ojos al cielo para comprobar que no llovía, el Estadio ha ido almacenando horas de esfuerzo, imaginación y trabajo.

La lectura final ha sido unánime: valía la pena esperar. “Estoy por hacer un libro de toda esta aventura,”señala Bassat. Más que nada -añade- por compartir con la gente que nos ha ayudado en tantas y tantas cosas”.

Para él, todo empezó aquel día en que, siendo candidato, se presentó ante el tribunal del COOB que debía fallar el concurso de las ceremonias exhibiendo con los brazos totalmente abiertos un cartel en el que figuraba una cifra: “400.000.000.000 pesetas”. Y no era un número a bulto: Bassat había pedido a sus ayudantes que averiguasen cuanto costaría poner un anuncio de 15 segundos de duración en las televisiones de todo el mundo a la vez: “Ya ven, no hay

dinero para pagar lo que representa una ceremonia inaugural de unos JJOO”. Y convenció al jurado.

Ni corto ni perezoso, Bassat aprovechó la celebración en Barcelona de un importante congreso de directores creativos de medio mundo para pedirles que prolongasen su estancia tres días más para contribuir a un experimento. “Quiero saber qué conocen ustedes de España, qué es lo que más aprecian, con qué cosas la identifican”.

Al empezar los debates, los expertos le dijeron a Bassat que para ellos España era sustancialmente toros y flamenco. Pero de pronto, cuando todo parecía naufragar en ese derrotero, surgió por casualidad el nombre de Plácido Domningo. “Un gran cantante, un tipo extraordinario. En México están muy orgullosos de él”, señaló uno de los sabios americanos. “No, no, Plácido es español, muy español”. “¿Español?, vaya, no lo sabía”.

Y detrás de Plácido, vino Josep Carreras. Y luego se empezó a hablar de Montserrat Caballé, de Alfredo Kraus ,de Teresa Berganza, de Jaume Aragall... Y todos los creativos, esos cerebros que se pasan el día inventando como vendernos los productos que nos interesan y los que no, llegaron a la conclusión de que el mundo conocía indirectamente a España por la ópera.

Y de ahí que Ovideo-Bassat-Sport decidiera convertir la música en el gran protagonista de la ceremonia de ayer. Luego, inmediatemente después, se propusieron contratar a Josep Carreras para que fuese el director musical que materializase la idea.

Bassat, máximo responsable de la ceremonia, tampoco olvidará mientras viva la noche del 25 de febrero de este mismo año, cuando Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, le hizo un guiño a distancia para que acudiera junto a él. Decenas de vips participaban en la tertulia formada tras la cena que sigüió a la inauguración de los Juegos de Invierno de Albertville.

Samaranch se había acercado a la reina Sofía para saludarla y comentar la artística fiesta diseñada por Decoufle. Pero la esposa del Rey no sólo estaba interesada por el acto que acababa de presenciar, sino que se encontraba ávida de conocer detalles sobre la ceremonia inaugural de Barcelona-92. Fue entonces cuando Samaranch, a la vez que le hacia un guiño a Bassat le dijo: "Majestad aquí está la persona que podrá responder a todas sus dudas y desvelarle cuantas cosas quiera”.

Bassat reconoce que quedó “impresionado”, no tanto por la llamada real como por “la enorme inquietud que sentía la reina Sofia por saber qué y cómo lo íbamos a hacer”. “Dígame ¿qué le ha parecido la música?”, fue la primera pregunta de la Reina a Bassat. Puede que demasiado culta para interesar y, al final, hasta dodecafónica”, le respondió el publicista. “Exactamente eso es lo que yo pienso también”, le dijo la Reina.

A partir de aquel momento Bassat le explicó a la Reina los pormenores de la ceremonia de Barcelona. “Cuando le dije que estábamos preparando la mejor de las bandas musicales se mostró entusiasmada con la idea. Todo el mundo sabe que a ella le encanta la música ,que sabe de música”.

Diez minutos después de terminar su conversación con la Reina, Bassat notó una mano en su hombro derecho. Era Javier Solana, entonces ministro de Cultura y delegado del Gobierno en el COOB, que también quería saberlo todo sobre la ceremonia barcelonesa. Aquella conversación fue mucho más larga. Casi una hora.

Solana demostró no sólo estar interesado por el proyecto y conocer sus detalles, sino que incluso sugirió algunos retoques e ideas. “Espero que Javier Soana, ahora ministro de Asuntos Exteriores, se sintiera anoche orgulloso de la fiesta, pues tuvimos en cuenta varios de sus consejos¿, declaró Bassat anoche a este diario.

La flecha funcionó sólo a última hora

Hace tres meses, sólo tres meses, se consiguió resolver un problema fundamental para materializa lar idea de que el pebetero olímpico fuese encendido con la flecha lanzada por un arquero.

Llegó a cundir cierta desmoralización y los organizadores de la ceremonia inaugural empezaron a pensar en fórmulas alternativas para ese solemne momento, ya que todas las pruebas y experimentos realizados hasta entonces acababan mal, ya que la flecha se apagaba invariablemente en su viaje por el aire desde el arco hasta el pebetero.

Se buscó solución en España y en el extranjero, sin ningún éxito. Al final, por una vía indirecta, se llegó hasta un madrileño, especialista en efectos especiales, que brindó la fórmula química perfecta de una pomada que, untada en la punta del dardo, impedía que se apagase la llama.

El truco de la alfombra, rentable

La ceremonia de anoche tuvo algunos elementos originales respecto a otras ediciones olímpicas.

Fue, por ejemplo, la primera vez que una ceremonia inaugural tenía un escenario fijo para parte de las actuaciones.

También fue la primera vez que después del desfile los deportistas quedaron sobre el campo para disfrutar en vivo los últimos 20 minutos de espectáculo, en vez de retirarse del Estadio o tener que reubicarse en las gradas.

Asimismo, fue la primera ocasión en que el terreno de juego quedó cubierto totalmente por una alfombra. Eso permitió hacer marcas y disponer de señales para los actuantes. Por eso los aros olímpicos de los sardanistas eran tan redondos. La alfombra facilitó el trabajo y ahorró dinero en ensayos (y cada sesión de entrenamiento suponía unos ocho millones de pesetas en gastos).

Música original pero enlatada

Ayer, por primera vez toda la música de una ceremonia inaugural era original. Original ¿Carlo Santos, Ryuichi Sajamoto, Theodorakis, Angelo Badalamenti...¿ grabada, como en Seúl-88 y Los Angeles-84. Era la única forma de garantizar una excelente y dolbiniana reproducción (la megafonía costó 80 millones de pesetas y la iluminación, 240) y establecer una duración exacta, imprescindible para la televisión.

Montjuïc, además, presentaba el problema de una muy mala sonoridad para el directo. Y el riesgo de lluvia también aconsejaba el play back, ya que el agua y la humedad afectan mucho a los intérpretes y a la calidad de la audición musical. Los músicos anoche tocaban, pero muy bajito. Y los cantantes cantaron, pero para el cuello de su camisa. Lo que usted oyó fue una de las mejores grabaciones de todos los tiempos.