Barcelona seduce al mundo

Todos los representantes de la prensa extranjera desplazados a Barcelona -a excepción de los franceses- coincidieron ayer en destacar la belleza de la ceremonia inaugural, el colorido del espectáculo puesto en escena por La Fura deis Baus, la perfecta organización y la calidez y entusiasmo con que el público participó en la velada. El arquero Antonio Rebollo centró las mejores críticas. Su tiro certero fue, para los periodistas internacionales acreditados en Barcelona, el momento más sobrecogedor de la noche.

Jim Myers, de USA Today, re lata que la ceremonia fue impresionante. Y muy seria, nada de cachondeo, nada de música ligera”. El cronista refleja que “comparar esta ceremonia con la de Los Angeles es como comparar el mito de Hércules con el de Mickey Mouse. ¿Cuál de ellos tiene más fuerza?”, y además añade que “a pesar de todas las diferencias regionales, creo que cuando la flecha voló sobre el pebetero, España entera se puso de pie para aplaudir.”

Corrado Sannucci, del diario italiano La Repubblica , afirma que la ceremonia le encantó a su madre. `A mí, en cambio, lo que más me gustó fue el desfile de los atletas y el ritual de la antorcha. La idea de tener un arquero fue muy sugerente”. Lo que no atrajo a este enviado especial fue la intervención del rey Juan Carlos I: “En primer lugar, porque no me gustan los reyes y, segundo porque lo encontré aburrido, demasiado formal y sin emoción.”

Pájaros y barcos

Otro periodista italiano, Paolo Condó, de La Gazzetta dello Sport, destaca que “el lanzamiento de la flecha fue bellísimo, pero estoy convencido de que había un hombre escondido al lado del pebetero por si fallaba el arquero. También me gustó la mezcla de tradición y cosas modernas: el Hércules estaba inspirado en Terminator y la vestimenta de los marinos era de Mad Max”.

La prensa norteamericana se emocionó con la ceremonia. Mark Starr, del semanario Newsweek, indica que el acto fue “fabuloso”. “Comparando esta inauguración con la de Albertville, en la que los franceses trataron con arrogancia al resto del mundo, y en la que parecía que eras idiota si no entendías algo, la de anteanoche fue muy accesible y fácil de entender: los pájaros eran pájaros ,y los barcos, barcos.”

El New York Times, a través de Sandra Bailey, dice: “Encontré la ceremonia preciosa y los fuegos artificiales, algo impresionante. Me gustó la ópera y, sobre todo, la batalla marina en medio del Estadio, que, a pesar de ser un poco larga, fue fabulosa, especialmente para los niños.”

Chistine Brennan, del The Washington Post, señala: “Fue la mejor de las cinco inauguraciones que he visto. Además, el público fue fabuloso, muy entusiasta ante lo que pasaba. En Seúl, los coreanos aplaudían con mucha corrección, como en el teatro. Aquí, los espectadores vibraron y eso hizo aún mejor la ceremonia”.

La prensa francesa fue la única que, globalmente, considera que la apertura de Barcelona-92 no había estado a la altura. Jerome Bureau, de L'Equipe Magazine, afirma que “fue una ceremonia decepcionante. No había emoción. El espectáculo tenía demasiada música clásica y demasiado cuché español, como las sevillanas. El número del barco era muy superficial, no entraba a fondo en las cosas, y toda la ceremonia estaba demasiado enfocada hacia la televisión. Yo esperaba más”.

Su compatriota Jean Louis Pierrat, de Libération, es menos duro pero tampoco le satisfizo la ceremonia: “Había muy buenas ideas -cosas como el mar- e ideas soberbias, como la de la flecha. Pero globalmente hablando, faltaba la emoción. Es difícil compararlo con Albertville, porque aquello era tan innovador que siempre habrá un antes y un después de Albertville.”

Walter Straten, del rotativo alemán Bild Zeitung, se confiesa emocionado: “He vivido en directo las ceremonias de Los Angeles y Seúl y ésta ha sido, sin duda, la más impresionante”.

El enviado especial del periódico japonés Asahi Shimbun, Chihiro Ito, destacó que “fue la mejor ceremonia de la historia. En general, todas estas ceremonias están llenas de marchas, parecen muy marciales, y tienen poco baile y poco canto. Esta vez, no, la ópera fue la mejor del mundo y el escenario parecía el Liceu. Los fuegos artificiales fueron fastuosos. Yo pensaba que los japoneses éramos los mejores del mundo en esto, pero ahora no estoy tan seguro de ello.”

El representante de la agencia rusa ITAR-TASST, rushkov Viacheslav, afirmó que “desde 1968 no había visto ninguna ceremonia tan bonita como la de anteanoche. Me quito el sombrero ante los organizadores”.