La Zona Franca se rearma

Los vecinos de los barrios de la Marina han reivindicado durante meses que sea el ayuntamiento quien financie al menos dos estaciones Consistorio y Govern discrepan sobre la conveniencia

Vecinos de la Marina reivindicando el metro, en febrero del 2014.

Vecinos de la Marina reivindicando el metro, en febrero del 2014.

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Uno de los detractores de la operación de privatización de la L-9 se interrogaba gráficamente días atrás: «¿Cuántas movilizaciones ha habido en Mandri? ¿Cuántas pancartas han exigido el metro?». Lo cierto es que en los últimos años las reclamaciones de los vecinos del tramo central de la futura línea se han circunscrito a lograr que la Generalitat tapara los agujeros de los pozos de ataque de las tuneladoras en Sarrià, Mandri, El Putxet, Lesseps, Sanllehy y Maragall. El Ayuntamiento de Barcelona acordó a finales del 2011, una vez encajada la derrota de la paralización sin fecha de las obras en el tramo central, que se repararan urbanísticamente estas zonas. De hecho, en Lesseps y Sanllehy aún hay trabajo.

Pero donde la reivindicación vecinal sí ha sido larga y ruidosa es en la Zona Franca. Los barrios de la Marina, recuerda el representante de la asociación Plus Ultra, Francesc Boix, ya lucharon en los 90 para tener metro. «En su día se le dio preferencia a la llegada al aeropuerto y a nosotros no nos tocará nunca», se queja, pesimista, este hombre de 87 años. Dos de sus colegas de reivindicación, Fernando Abad (presidente de los vecinos de San Cristóbal) y Xavier Idrach (portavoz de la asamblea de la Zona Franca) son menos conformistas. Durante dos años han organizado manifestaciones cada miércoles, una protesta que desde el verano ha bajado el tono pero que hoy piensan rearmar.

15.000 residentes

«No puede ser que el metro pase por debajo nuestro y no pare», lamenta Idrach. A las siete de la tarde se ha citado a todos los residentes (se calcula que en este sector viven unas 15.000 personas) para planificar cómo ejercer más presión sobre el consistorio para que se rasque el bolsillo. Abad encaja que la Generalitat no puede hacer frente a los 280 millones de euros que se necesitan para ejecutar el ramal hasta las cocheras de la Zona Franca pero opina que el ayuntamiento sí podría «adelantar o prestar» parte de esa inversión al Govern como ha hecho antes.

De hecho, el dirigente vecinal asegura que el concejal del distrito, Jordi Martí, les aseguró tiempo atrás que las arcas municipales podrían pagar dos de las cinco estaciones pendientes, seguramente Foneria y Foc Cisell.

69 millones

Pero oficialmente el alcalde, Xavier Trias, mantiene que Barcelona no tiene por qué pagar estaciones, sabedor de que las críticas de la oposición sobre el papel de financiador del Govern cada vez son más feroces. No obstante, la inminente campaña electoral, con candidatos como Jaume Collboni (PSC) o Alfred Bosch (ERC) exigiendo que el metro llegue a la Zona Franca, podría decantar la balanza.

En los despachos, sin focos, la Generalitat calcula que el consistorio, por 69 millones de euros, se podría colgar la medalla de abrir esas dos paradas, ya que la situación financiera del Ayuntamiento de Barcelona es más que holgada. Pero si no alcanzan un acuerdo ni tira adelante la concesión a una empresa privada de la L-9, estos populosos barrios deberán esperar.