CONFLICTO LABORAL EN EL TRANSPORTE PÚBLICO

Una huelga 'low cost'

Un autobús de TMB se dirige a la cochera al comenzar las dos horas de paro de la mañana de ayer.

Un autobús de TMB se dirige a la cochera al comenzar las dos horas de paro de la mañana de ayer.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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La huelga es, según la Real Academia Española, un «espacio de tiempo en el que alguien está sin trabajar». Añade que el objetivo es «reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta». La empresa quita al empleado la parte del sueldo equivalente al tiempo en el que la actividad se ha detenido. Se aparta del jornal mensual y también se resta una parte proporcional de las pagas extra. Es un engorro, pero nada es en balde cuando hay que reivindicar derechos. En Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), la movilización del bus ha sido bautizada como huelga low cost. La idea, según admiten los sindicatos en internet, es «poder aguantar la presión sobre la empresa durante más tiempo con un coste menor» para el bolsillo de los 4.000 empleados.

Para evitar que esos 120 minutos se vean reflejados en el sueldo, el personal que no está en las cocheras o en las oficinas -un 75% de la plantilla de autobuses, según la compañía- intenta demorar el máximo posible su llegada al aparcamiento. Es justo en ese momento, cuando apaga el motor del vehículo, cuando empieza a contar el tiempo de huelga. Pongamos un ejemplo. Si un conductor está iniciando la línea a las 8.50 horas, diez minutos antes de que empiece el paro, primero deberá llegar al final de línea. Eso pueden ser tranquilamente 40 minutos. Después quita el letrero de la línea, pone las letras TMB o cochera y se dirige hacia su garaje. Pueden ser, como mínimo, 30 minutos más. De esta manera logra que unos 70 minutos no se le quiten de la nómina.

COSTE «MUCHO MÁS BAJO» / En la página web de los sindicatos CGT, Actub y PSA, tres de los que no han aceptado el acuerdo con la empresa para compensar la paga extra anulada por un decreto del Gobierno central, se señala que el hecho de que los autobuses estén entrando y saliendo de la cochera tiene «un coste mucho más bajo para los trabajadores».

Este modo de reducir el impacto económico de las dos horas de huelga por turno no se puede aplicar al personal que está en las oficinas. «Teniendo en cuenta el esfuerzo que siempre han hecho los conductores en todas las huelgas anteriores y que los beneficios han sido para todos, se entiende que en esta ocasión esos otros colectivos se arremanguen un poco más», rezan los sindicatos, que siguen firmes en su reivindicación de cobrar la paga extra íntegra.

Según los cálculos de la empresa, entre septiembre y octubre se dejaron de ingresar dos millones de euros por la perdida de validaciones en las numerosas jornadas de huelga parciales. Estas mismas fuentes aseguran que los descuentos en los sueldos, con la aplicación de esta huelga low cost, no pueden compensar de ninguna manera todo lo que se ha dejado de ingresar.

SIN ACUERDO / En el terreno del conflicto laboral con la empresa, los tres sindicatos antes citados, junto a CCOO, decidieron el pasado viernes mantenerse firmes en su rechazo al acuerdo que ya han aceptado UGT, SIT y ACAT. Los que se oponen siguen atesorando la mayoría del comité de empresa (17 delegados de 29). Se especuló con la posibilidad de que CCOO aceptara el pacto, pero no se rompió la línea opositora y el pacto todavía sigue en el aire. Solo si obtiene la mayoría de delegados, la empresa podrá aplicar las nuevas condiciones laborales a toda la plantilla. Aunque fuera así, sin embargo, las movilizaciones seguirían, tal y como han anunciado algunos de los líderes sindicales más reivindicativos, como Josep Garganté. Los paros de dos horas por turno se mantendrán esta semana hasta el viernes, cuando la huelga, a dos días de las elecciones, se realizará entre las 10 y las 16 horas. Esa misma jornada también está previsto que se sume a la movilización el metro, que dejaría los trenes detenidos entre las seis y las nueve de la mañana y entre las 17.30 y las 20.30 horas.

Las negociaciones en el bus están por el momento detenidas. Al margen de los contactos informales con los representantes de los trabajadores, se espera que en los próximos días llegue una nueva convocatoria de mediación por parte de Treball. Tal y como está la situación, y con las posiciones tan enquistadas, todo parece indicar que la amenaza de huelga durante la Navidad va camino de consumarse.