REIVINDICACIÓN VECINAL EN NOU BARRIS

Trinitat Nova denuncia deficiencias en pisos protegidos de obra nueva

HELENA LÓPEZ / Barcelona

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«Cuando Franco vino a inaugurarlos dijo: 'Vaya mierda de barracas verticales que habéis hecho aquí'», cuenta Jaime González. Se refiere a los bloques de viviendas protegidas que se construyeron a finales de los años 50 a toda prisa en la Trinitat Nova, para absorber el gran flujo migratorio de la época. Pisos de poco más de 30 metros cuadrados en los que, al poco tiempo, empezaron a aflorar patologías estructurales varias, hasta que, apuntalados por causa de la aluminosis, fueron derribados por la Generalitat después de levantar lo que prometía ser un barrio ecológico ejemplar. Un barrio de viviendas estrenadas en el 2006, de las que hoy cuelgan decenas de sábanas con consignas como¿Pisos sostenibles? ¿Dónde?,Menos IBI, más solucionesyBasta de abusos.

El padre de la protesta, que en los últimos días se ha ido extendiendo de balcón en balcón, es el propio González. Un vecino que, cansado de oír las quejas individuales de los habitantes de los distintos bloques de esta promoción de vivienda pública, pensó que era hora de hacer una protesta global y exigir soluciones al Incasol, la empresa pública responsable de la vivienda social. «Nos decían que nos ahorraríamos hasta 200 euros al año en el recibo del gas con las placas solares, pero no hemos notado nada. Claro, como solo funcionaron el primer año... Hace tres que no van y tenemos que tirar del calentador de gas», explica Julia Aceituno, vecina de una de las fincas de la calle de Vila-real.

El caso de Aceituno no es aislado. Muchos llevan meses, cuando no años, sin poder disfrutar de lo «ecológico» de sus viviendas. «Además, una de las piezas de hierro que cubrían la esquina de la fachada se cayó hace meses y no han venido a arreglarla. Debía de estar mal sujetada, porque el viento se las ha llevado en más de una finca», explica la mujer. «Es inadmisible que unos pisos nuevos, que llegan con 30 años de retraso, estén tan mal acabados, y que el Incasol no nos dé soluciones», se indigna González, quien sujeta una interminable lista donde va recopilando las imperfecciones que le comunican sus convecinos. Entre las más incómodas, figuran las inundaciones constantes de los aparcamientos y la fuga de aguas fecales en uno de los garajes. Otro de los desengaños de estos combativos ciudadanos es el aumento del IBI. En una barriada donde predominan los jubilados, han pasado de pagar unos 200 euros de IBI a 500, cantidad que muchos no pueden asumir.

Fuentes del Incasol apuntan que el problema de las inundaciones está «en vías de solución». En cuanto a las placas, aseguran que si en algunas fincas no funcionan, es debido al mal uso. «Algunos vecinos instalaron calefacción en sus pisos, y para ello, usaron calderas incompatibles con las placas, que hicieron saltar el sistema», afirman. «Entonces arreglamos el problema. Si después alguien ha cometido otra imprudencia y se ha vuelto a estropear, lo deben resolver ellos», concluyen.

Véase el vídeo en

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