CHOQUE EN BARCELONA

La suerte de L'Harmonia

Lucha larga 8 Concentración de apoyo a la gestión ciudadana del 'casal' de barrio después de conocerse la negativa municipal, el pasado abril.

Lucha larga 8 Concentración de apoyo a la gestión ciudadana del 'casal' de barrio después de conocerse la negativa municipal, el pasado abril.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Lo que hace solo diez días el consistorio definía como «legalmente imposible» -dar la gestión del casal de barrio de la Fabra i Coats al Ateneu L'Harmonia sin convocar un nuevo concurso- se convirtió la semana pasada no solo en posible, sino en urgente. En la reunión celebrada el pasado miércoles entre el alcalde Xavier Trias y los representantes de la federación de entidades de Sant Andreu, el primero prácticamente ordenó al concejal del distrito Raimond Blasi -principal opositor a la gestión cívica del espacio- que L'Harmonia entrara en el casal en 15 días. La foto urgía. Ya arreglarían las formas más adelante. Compromiso verbal que ayer quedó ratificado en la comisión de Presidencia del Ayuntamiento de Barcelona con la aprobación, con los votos del partido de gobierno (CiU) y del resto de grupos menos de PP, de la moción presentada de forma conjunta por ICV-EUiA y UxB en la que se pedía «dar los pasos necesarios para materializar el compromiso de gestión cívica del casal».

Aunque en esta ocasión es innegable que el contexto -Trias no puede permitirse encender otro fuego en la otra punta de la ciudad- no ha podido jugar más a favor, el Ateneu L'Harmonia se reivindica. «El estallido de Can Vies ha servido para apuntalarlo -señala Ferran Verdaguer, uno de sus portavoces del colectivo, que lleva ocho años trabajando en el soñado y peleado ateneo-, pero nosotros ya habíamos negociado con Trias antes».

Verdaguer no va de farol. Los miembros de la federación de entidades L'Harmonia -que cuenta con un amplísimo apoyo popular en el barrio- tuvieron claro desde el momento en que, el día de Sant Jordi, el distrito anunció que el concurso para la gestión del reivindicado casal quedaba desierto, que el asunto había que elevarlo a nivel de ciudad y negociarlo en la casa gran. Empezó entonces la campaña #SomHarmonia, que apoyaron, igual que ha pasado con #SomCanvies, entidades y asociaciones de toda la ciudad, y la petición de la reunión con el alcalde, mediada por la FAVB, que se celebró el pasado miércoles, en medio de un ambiente de sobras conocido.

«Con L'Harmonia se ha vuelto a ver clara la elasticidad de las normas. Ha sacado al Trias más pragmático, que quiso acelerar al máximo el proceso de entrada del colectivo y la cesión de la gestión -explica Lluís Rabell, presidente de la FAVB-,

y se comprometió a que, cuando se vuelva a convocar más adelante, el concurso se haga adaptado a las características del proyecto de L'Harmonia». Esto último -el concurso a medida- también fue definido como imposible por el concejal Blasi hace solo unas semanas.

Mantener los compromisos

Además del punto de L'Harmonia, la moción de republicanos y ecosocialistas aprobada ayer en la comisión de Presidencia pide «mantener todos los compromisos de gestión cívica de equipamientos en la ciudad y desarrollar desde el diálogo el documento marco acordado con la Plataforma de Gestión Ciudadana». Algo que también se entiende -sobre todo el voto a favor de CiU- como un gesto del consistorio hacia la ciudadanía crítica que en los últimos días y semanas ha pedido un cambio en la actitud municipal hacia los colectivos y movimientos sociales que trabajan en la capital catalana por «otro modelo de ciudad». Y es que también fueron muchos los que el pasado 24 de mayo acudieron al llamamiento de L'Harmonia, aunque la acción tuvo mucha menos repercusión por su carácter pacífico.