INICIATIVA del tejido asociativo de la zona

Sants pretende recuperar el edificio de La Lleialtat

Imagen del edificio de La Lleialtat, en Sants, hace un par de semanas.

Imagen del edificio de La Lleialtat, en Sants, hace un par de semanas.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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El pasado 22 de octubre aparecieron en sus tapiadas puertas dos pintadas idénticas, una roja y otra negra, los colores del anarquismo, con el mensaje La Lleialtat Santsenca; pintadas que desaparecieron a los pocos días, nadie sabe cómo ni por qué. Los grafitos aludían a los orígenes del hoy abandonado edificio, hasta 1936 sede la cooperativa obrera de consumo con ese nombre, referente en el Sants de principios del siglo XX, cuyo espíritu varias asociaciones de vecinos y entidades del barrio se han empeñado en recuperar. Hace un año nació entre varios colectivos la idea de esta posible recuperación, que el pasado 10 de diciembre cogió cuerpo con la constitución formal de la Plataforma Lleialtat Santsenca.

«Es un proyecto serio. Lo presentamos para ganarlo», afirma optimista Ivan Miró, de la cooperativa La Ciutat Invisible, una de las 35 entidades impulsoras de la iniciativa. El pasado miércoles se reunieron con la concejala del distrito, Imma Moraleda, y no lo hicieron con las manos vacías. Tras varios talleres con las distintas asociaciones del barrio para definir los posibles usos del edificio -los diables pedían un almacén para guardar material, los esplais y los grupos de crianza compartida, salas polivalentes donde poder realizar actividades, etcétera-, el colectivo de arquitectos La Col (otra de las entidades del barrio en la causa) ha elaborado unos planos para la futura cooperativa vecinal, que la plataforma tiene claro que debe ser gestionada por los propios vecinos.

PROBLEMA ENDÉMICO /«El objetivo final es intentar resolver el problema endémico de falta de espacio del tejido asociativo del barrio. Lo que queremos es que el ayuntamiento nos entregue las llaves y crear un gran equipamiento autogestionado para las entidades, siguiendo el modelo del Ateneu de Nou Barris», explica Miró. «Las Cotxeres, el Vapor Vell, la Espanya Industrial… el barrio está lleno de ejemplos de espacios recuperados gracias a la lucha vecinal. La Lleialtat puede ser uno más», concluye optimista.

Moraleda, comparte con el colectivo la idea de «la importancia» del edificio para el barrio y para su memoria histórica. Es más, la edila apunta que cuando el municipio adquirió la finca ya lo hizo con la idea de recuperarlo, y que es «una propiedad» para el próximo mandato convertirlo en un «ateneu». El tema de la autogestión es otra historia. «Hay muchas otras entidades en el barrio, además de esta plataforma, que también se han interesado por el local. La idea es convertirlo en un equipamiento municipal para todos», matiza Imma Moraleda.

USOS VARIOPÌNTOS / Antes de ser abandonado, el edificio, situado en la calle de Olzinelles, 31, justo enfrente del Centre Social de Sants, tuvo varios usos. Después de que la guerra acabara con la cooperativa, no solo con esta sino con todas, siguiendo los usos estéticos y de fondo del nuevo régimen dictatorial, el local alojó una fábrica de turrones, una sala de fiestas, una discoteca y un centro okupa. Al poco tiempo, el centro devino una casa okupada más, como tantas en Barcelona, es decir, sin programación cultural para el barrio. Su posterior desalojo llevó al edificio a la situación de absoluto abandono en el que se encuentra actualmente.