EDIFICIO RECUPERADO

La neoclásica Torre de la Sagrera será al fin un centro social

BCN reforma el palacete neoclásico para ubicar entidades de un barrio castigado por las obras

Torre de La Sagrera, del siglo XIX, en la calle de Clara Zetkin, ayer.

Torre de La Sagrera, del siglo XIX, en la calle de Clara Zetkin, ayer.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La restauración y ampliación del edificio neoclásico de finales del siglo XIX de la Torre de la Sagrera, interesante aunque no catalogado, situado entre las calles de Clara Zetkin y Berenguer de Palou, ha empezado al fin esta semana. Una larga lucha de la asociación de vecinos logró salvar del derribo el inmueble tras décadas de abandono y de ocupaciones. El proyecto de IF Arquitectos, ganador del concurso celebrado tras un proceso participativo, lo convertirá en marzo del 2017 en un polivalente centro social o 'casal' para un barrio muy castigado desde hace una década por las interminables y ahora paradas obras del corredor ferroviario de alta velocidad de Sant Andreu y de la  futura estación terminal del AVE y Rodalies.

El palacete y el terreno que lo circunda, donde irá un nuevo edificio anexo de una planta y una zona verde, está justo al lado de la extensa y siempre abierta herida de las obras del tren y también del tramo central, aún más paralizado, de la L-9/10 del metro. La Sagrera, como recordaba ayer el batallador presidente de la asociación de vecinos Josep Barbero, sufre una gran paradoja.

El cubrimiento de las vías, con la liberación de espacios y el gran parque previsto encima de ellas, iba a ser el catalizador, según el pacto suscrito en septiembre del 2010 con el entonces alcalde socialista Jordi Hereu, para construir hasta 30 equipamientos en una decena de solares. Los años, sin embargo, pasan, las obras del tren avanzan muy poco y buena parte del secular déficit de instalaciones públicas y también de ordenación urbana del barrio no se resuelve. En cambio, lamenta Barbero, "sí que se construyen centros en otras zonas y distritos".

Refugio de la guerra

Recuperar el aspecto original de esta casa de indianos de 1875 y crear espacios para las entidades cuesta 1,9 millones. Los primeros inquilinos serán la propia asociación de vecinos, que lleva 13 años en locales provisionales del centro cívico de La Barraca que limitan su actividad desde que perdió una antigua sede propia, y la 'colla' de los Diables de La Sagrera. La llegada de otros grupos está por decidir.

Un elemento añadido de interés en la finca es el refugio comunitario de la guerra, grande y bien conservado con bancos, letrinas, luces o fuentes de agua, descubierto en el sótano. El ayuntamiento lo incorporará al 'casal' y se podrá visitar.