PAISAJE CON FIGURAS

El rocker no corre, escribe

Anagrama reedita el primer libro de Sabino Méndez, 'Corre, rocker'. Una espléndida instalación de Carlos Pazos salva una exposición cuya intención se me escapa por completo

Sabino Méndez, músico y escritor.

Sabino Méndez, músico y escritor. / periodico

Ramón de España

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Una de mis frases favoritas de Jorge Herralde es: "Este libro debería haber salido en Anagrama". Nuestro hombre emite este juicio lapidario cada vez que un libro que se le antoja muy interesante acaba, para su estupor e indignación, en una editorial que no es la suya. Herralde perdona, pero no olvida. Y cuando han pasado algunos años de la aparición del libro en cuestión, si puede lo rescata y le hace un sitio en su selecto catálogo.

Lo acaba de hacer con 'Corre, rocker. Crónica personal de los ochenta', de Sabino Méndez, quien fuera el alma de Loquillo y los Trogloditas en los lejanos tiempos de la Movida. Las excelentes memorias rockeras de Sabino ya están en Anagrama, y para celebrarlo convenientemente, el libro se presentó el martes pasado en la galería Senda con dos magníficos padrinos, la especialista en narrativa biográfica Anna Caballé -a cuyas clases asistió Sabino hace años y la persona que primero se enamoró de 'Corre, rocker'- y el novelista mexicano Juan Pablo Villalobos.

En primera fila, Herralde le recordó a Caballé la nota que le envió cuando Espasa publicó 'Corre, rocker', en la que figuraba su mantra habitual ("Ese libro debería haber salido en Anagrama"), y se montó una divertida trifulca en la que Caballé le dijo al editor que, cuando ella andaba buscando un sitio en el que colocar el libro, Anagrama publicó un libro de Pedro Almodóvar cuya frivolidad la había sacado de quicio (las aventuras de Patty Diphusa), y que consideró que la prosa a veces humorística, pero siempre de una seriedad conmovedora, de su patrocinado merecía un destino mejor. No corrió la sangre, pero la cosa aportó un poco de tensión narrativa.

Tanto en Espasa en el 2000 como en Anagrama en el 2018, lo importante es que 'Corre, rocker' es un libro estupendo sobre un pasado muy reciente. Y que un buen músico puede ser también un buen escritor. Sabino se lo ha currado. Podría haberse dejado llevar por la heroína, pero se limpió. Podría ejercer de vieja gloria del rock hispano, pero se recicló como escritor. El chaval de la chupa de cuero se convirtió en el señor trajeado que vive una segunda vida tras salir ileso de la primera.

El pasado mes de septiembre coincidimos en Mallorca, durante esas Conversaciones en Formentor que organiza Basilio Baltasar para Santillana, y las charlas con Sabino sobre el presente, el pasado y el futuro me resultaron muy lenitivas (no estaba uno en su mejor momento). Sabino es un fatalista que no espera gran cosa del mundo, pero sabe reconocer lo bueno que le sucede. Desprende esa extraña serenidad de los que han estado en el infierno y lo han dejado atrás, de los que han tocado fondo y han visto que solo podían ir hacia arriba. Y en ésas anda: hacia arriba. Y en Anagrama, que es donde siempre debería haber estado, ¿verdad, Jorge?

La pieza de Pazos

Jueves 15, Santa Mónica, inauguración de la exposición 'Del vell al nou, del nou al vell'. Intuyo que la propuesta tiene algo que ver con la memoria histórica. Mucho texto repartido entre las piezas (lo cual siempre se me antoja sospechoso: es como si el comisario temiera no ser entendido, lo que es mi caso aquí). Una estatua de Colón. Imágenes de reputados negreros catalanes. Un cartel de la Exposición Universal de 1929. Y al final, sin especial relación con lo anterior, una instalación magnífica de Carlos Pazos, levemente emparentada con la expo que tuvo ahí mismo en 1993: nubes en el suelo, una barra de bar, zapatos de mujer, cachivaches varios, neones…..¡Bienvenidos al mundo fascinantemente infernal de Carlos Pazos! Salgo de allí con la impresión de que el carné de curator te puede tocar en una tómbola.