METAMORFOSIS DEL BULEVAR

El paseo que es un bar

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Cristina Savall / Barcelona

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El paseo de Sant Joan, en el tramo entre Arc del Triomf y la Diagonal, es desde hace tres años una zona de tránsito pacificado con las aceras de 17 metros, las más anchas del Eixample. Desde entonces, esta arteria se ha ido transformado en un gran bar con más de 250 mesas al aire libre y 45 establecimientos en los que se sirven comidas y bebidas para ser consumidas en el mismo localy con el lujo de que queda espacio para los transeuntes, para el arbolado, para los carriles de bicicletas e, incluso, para las áreas de juego infantil.

La estructura de esta zona cobra forma de bulevar, con aceras ajardinadas y sin una rambla en el centro, a diferencia de la franja entre Diagonal y Travessera de Gràcia, que no tiene los laterales tan holgados pero si un acceso peatonal por el centro. Son diseños urbanísticos opuestos que dividen esta avenida en dos personalidades sociales bien diferentes. La de arriba más de barrio y menos transitada por los vecinos de otros distritos y por los turistas.

“La reurbanización ha aumentado en un 20% los alquileres, los 2.000 metros cuadrados se cotizan entre 8.000 y 9.000 euros”

Xavier Aguilar

— Consultor inmobiliario

El tramo más cercano al mar, ideado por la arquitecta Lola Domènech, se ha convertido en un referente de cómo resucitar una calle hinóspita durante décadas y en una lección de cómo una intervención urbana puede cambiar totalmente el carisma de un paseo, que además, en estos últimos meses también ha activado la apertura de comercios y de restaurantes en las calles cercanas, como el japonés Nakashita de la calle València.

La vida ha vuelto a esta vía que, desde finales del siglo XIX, enlaza al barrio de Gràcia con el parque de la Ciutadella y el entorno de Ciutat Vella. Pero aún falta diversificar el tejido comercial. La mayoría de locales, entre Diagonal y Arc de Triomf, son bares, cafeterías y restaurantes que han abierto a partir del 2015. La primera en semblar la semilla fue la granja Petitbo, en el cruce de Aragó, ya hace cuatro. Después llegaron más de 20 nuevos locales. Entre ellos, el de justo al lado, llamado Chicha Limonà.

"Antes era una avenida sin vida, conquistada por los coches y los autobuses de Sagalés (había parada), que circulaban arriba y abajo por los cuatro carriles. Con la urbanización, las familias y paseantes han reemplazado al tráfico. Ahora estar en sus terrazas es una maravilla, se está muy a gusto", describen Víctor Burgués y Sara Reixach, copropietarios de Chicha Limonà.

El último, Goiko Grill, que inauguró la semana pasada, entre Consell de Cent y Diputació, supera los 1.500 metros cuadrados. Andoni Goicoechea, fundador de esta cadena de hamburgueserías, elegió este enclave para su primer restaurante en Barcelona. "Me fascina el paseo de Sant Joan porque es precioso y mantiene el espíritu de barrio. Nuestro fuerte no son los turistas sino el público local, por eso lo elegí", argumenta el propietario.

“Me fascina el paseo de Sant Joan porque es precioso y mantiene el espíritu de barrio”

Andoni Goicoechea

— Propietario de Goiko Grill

Goiko Grill se ha instalado en este local que fue alquilado hace un año por otros emprendedores, que no llegaron a abrir después de invertir mucho dinero en la reforma. Xavier Aguilar, el consultor de la inmobiliaria Forcadell que se encargó del traspaso, explica que la anterior compañía arrendataria tuvo problemas económicos y al final tuvo que abandonar el proyecto. "Al ser un local con licencia para la restauración después hubo peleas para alquilarlo", cuenta Aguilar, que recuerda que estos grandes recintos eran, en su mayoría, almacenes textiles.

"La reurbanización del paseo ha incrementado en un 20% los precios del alquiler. Los que se acercan a los 2.000 metros cuadrados se cotizan entre 8.000 y 9.000 euros. Y los que rondan los 100, entre 2.000 y 2.500 euros. Antes solo se interesaban los chinos pero ahora ha cambiado", desvela el consultor. A pesar de la creciente demanda, en estos momentos, destacan cinco locales en alquiler en el bulevar. "Los más grandes, si no tienen licencia para abrir restaurante, cuestan de traspasar, pero en breve cambiará porque entrarán otro tipo de negocios", comenta. Entre otros, los almacenes textiles.

“El paseo de Sant Joan es lo que aún no ha podido ser el Paral·lel, un lugar para el ocio y para andar”

Pura Campos

— Encargada del Bistro Fireburg

Firebug lleva dos años en el número 23 del paseo. "En este tiempo ha cambiado mucho. El paseo de Sant Joan es lo que aún no ha podido ser el Paral.lel, un lugar para el ocio y para pasear", define Pura Campos, la encarcarga de este bistró.

En el ránking de a pie de calle, a los restaurantes le siguen 12 supermercados (casi todos paquistanís), 12 peluquerías o centros dedicados a la estética, ocho entidades bancarias, cinco farmacias, cinco inmobiliarias (la mayoría chinas), cuatro panaderías, tres espacios referentes del mundo del cómic, tres quioscos (uno en traspaso), dos sedes de servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, dos estancos, dos loterías, dos tiendas especializadas en comida para llevar a casa y dos agencias de viajes, entre muchos más pero de una sola unidad. De momento no hay ninguna marca internacional de moda, tipo Zara, y apenas tiendas de ropa. En el bulevar destaca un oasis, entre Consell de Cent y Aragó, en el que subsisten una carpintería, la ferretería Llanza (abierta en 1929) y la lampistería Electricitat.

Guerra de terrazas

Este paseo tiene una normativa específica de ordenanza de terrazas, lo que permite que se instalen distribuidas en 27 espacios que no invadan las zonas ajardinadas. El máximo de mesas por local es de 12, y no puede superar el aforo interior. Se intentan situar lo más próximo a la fachada del restaurante, pero cerca del Arc del Triomf, hay un conflicto entre el histórico Bar Lleida, ahora regentado por una familia china, y el local paquistaní Triomf Döner, que se acusan mútuamente de cobrar a los clientes ajenos por la confusión que genera la cercanía de sus mesas en la acera.

Elisa Zhang, del Bar Lleida, no entiende cómo el ayuntamiento ha situado al restaurante de kebabs, ubicado en el número 8 del paseo, ante la finca del número 2. "Hay más de 500 firmas de vecinos del barrio del Fort Pienc que reclaman que se desplace la terraza del Döner por saturación de espacio. Además esta decisión afecta al Bar Lleida. Los clientes no distinguen y todos van a nuestro lavabo", se queja Zhang.