LA EVOLUCIÓN DE UN NÚCLEO DE CIUTAT VELLA

El Raval despega por fin como eje ciudadano

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Es el más multicultural de Barcelona. Y también el que ha digerido una de las mayores transformaciones urbanísticas de la ciudad. Pasados 15 años de la apertura de la rambla que dio paso a un nuevo Raval, el barrio despega por fin como nuevo punto de atracción ciudadano. "Se le está perdiendo el miedo", "se está desestigmatizando", "está de moda", opinan algunas de las voces más representativas de este mutante núcleo de Ciutat Vella. En los últimos años, a la apuesta cultural, abanderada por proyectos como la Filmoteca, se ha sumado el empuje de jóvenes emprendedores que se han volcado en abrir modernos restaurantes y tiendas alternativas, que han logrado cimentar un ajustado equilibrio respecto a la oferta comercial de inmigrantes. Se calcula que esta representa ahora la mitad del total, un mix que lejos de pesar conforma el atractivo multiétnico del barrio.

Hospital, Carme, Joaquim Costa, Pintor Fortuny... son calles que hace años empezaron a tejer un cambio comercial, con una oferta renovada y atractiva sobre todo para el público más joven. Pero también pisan fuerte otras apuestas en la pujante calle de Carretes, o en Riereta, la Cera, Botella... En Carretes arrasan restaurantes como Lo de Flor, con personalidad y asequibles, mientras enfrente un badulaque, Qureshi, muestra la cara más clónica del barrio, lleno de tiendas de alimentación regentadas por inmigrantes. Pero Josep Maria Nebot, presidente del Eix Comercial del Raval, enfatiza que en plena crisis, cuando las persianas se bajaban por cientos en la ciudad, "la mano de obra y la ilusión" de esa población foránea mantuvo viva la actividad en la zona.

"Cada día se ven nuevos resultados, se abren más tiendas y proyectos, es el resultado de una reforma urbanística a la que luego hubo que darle sentido social y comercial", entre entidades y Administración, opina. La asociación trabaja ahora en un proyecto para insertar a 12 dinamizadores jóvenes, nacidos en Catalunya e hijos de inmigrantes, que ejercerán de mediadores con los comerciantes extranjeros, para fomentar su integración, la modernización de la gestión, la renovación de sus negocios, el no monocultivo temático en pos de la variedad...

Entre los emprendedores locales que abren camino en calles hasta hace poco difíciles figura Jordina Sangrà, presidenta de la asociación de la Rambla del Raval, y también secretaria de Raval Verd, que representa a ese nuevo colectivo. "El barrio estaba estigmatizado pero esa percepción está cambiando, la rambla está bonita, ejerce de plaza principal y llega cada vez más público local", opina, aunque este suela ser menor de 50 años. "Hay gente a la que aún le cuesta venir y ha de acabar de perder el miedo", agrega. En su currículo, locales punteros como La Rouge en la rambla del Raval, Las Fernández, y la meritoria apertura de La Monroe en plena plaza de Salvador Seguí. El último sueño, La Robadora, en plena calle de Robador. Una vía de vida alegre, donde opina que hasta la prostitución tiene un papel dinamizador, y donde pronto abrirán un bar de desayunos y una galería de arte.

También desde la rambla, el empresario Kike Gomà aplaude las mejoras en orden y seguridad y reclama un poco más de variedad, ante la pujanza de la gastronomía.

De ese Raval de cuchara da fe su rambla, dedicada casi por entero. Pero donde antes dominaban el kebab y 'fast food' foráneo, ahora se abren paso mil propuestas. El gran empujón lo dio el chef Carles Abellán con Suculent, y lo remachó con la Taberna del Suculent, epicentro de ese nuevo canalleo donde lo mismo se comen tapas como Dios manda que se baila una rumba los jueves. Sigue ese ímpetu otro cocinero renombrado, Xavier Pellicer, al haber cogido el timón del nuevo Carmelitas: «Nos gustó el espacio y la ubicación. El Raval está cada vez mejor, se ha dignificado y la gente de Barcelona que antes no venía ahora está encantada», sentencia, con el reto de implantar comida de calidad y divertida, a un precio medio de 20 euros.

Ampliar opciones

Pero lo que abunda es público joven, consolidado con facultades de las universidades Blanquerna y UB. Joan Abellà, gerente de otro motor de la zona, el MACBA, y vicepresidente de la inagotable Fundació Tot Raval, recuerda que falta que llegue el barcelonés sénior, "romper barreras generacionales". El museo hace programas específicos para atraer con arte a visitantes de más edad. Refuerzan su filón cultural el CCCB, la Filmoteca, el proyecto del museo de Drassanes, Sant Pau del Camp... Pero Abellà sabe que no basta, y que sin la renovación comercial no se habría logrado que "cada vez se acerquen más ciudadanos". Una visión que comparte Ismael Descalzo, director del Barceló Raval, un hotel de diseño que rompió prejuicios en el 2008 abriendo en medio de su rambla y que prioriza la contratación laboral entre el vecindario. "El cambio del Raval ha sido un proceso lento de muchos años, pero ahora se ha acelerado por el éxito de los equipamientos", opina. Constata que llegan "flujos de gente nueva, actividad diferente" y la percepción de que "se está convirtiendo en una zona de moda". ¿Y cómo lo ve el turista? "Le gusta la zona. La multiculturalidad es cotidiana en París, Londres y Ámsterdam", argumenta.

De momento, poco turismo, salvo en restaurantes 'top' en Tripadvisor, como Arume (Botella, 11) o Cera 23. «Bienvenido sea pero sin monocultivo. Ojalá el barrio dure libre de 'mangos y zaraz'", bromea Sangrà.