INFRAESTRUCTURA EN LA PICOTA

El PSC solo votará a favor del tranvía de Glòries hasta Verdaguer

Manifestación a favor de la conexión del tranvía por la Diagonal.

Manifestación a favor de la conexión del tranvía por la Diagonal.

Carlos Márquez Daniel

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Van pasando los días y se acerca la fecha (23 de marzo) en la que los 41 concejales del pleno del Ayuntamiento de Barcelona tendrán que decidir el futuro o no futuro del tranvía. A menos de dos semanas de ese debate todavía no se conoce el contenido de la proposición que defenderá el gobierno de Ada Colau y que intentará recabar un mínimo de 21 votos para pasar el corte. No hay muchas opciones, y de hecho se reducen a dos, con diferencias sustanciales. Puede defenderse la unión total y en superficie a través de la Diagonal, de Francesc Macià a Glòries, o se puede apostar por un tramo, de Glòries a Verdaguer, políticamente, el más factible. Esa es precisamente la apuesta del PSC y es la que su líder, Jaume Collboni, ha puesto como condición a la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, para que los socialistas voten a favor. Es, de hecho, la única propuesta que por ahora puede acabar seduciendo también a ERC, el partido destinado a inclinar la balanza hacia un lado u otro de las vías.

No hay tiempo ni ganas de meterse en camisa de once varas. Porque las elecciones son dentro de poco más de un año y porque el tranvía que defiende Barcelona en Comú atraviesa una zona demasiado sensible. Por eso parece ganar enteros esta alternativa menos arriesgada. Los socialistas siempre se han posicionado a favor del proyecto ferroviario en su totalidad, pero son conscientes de que si se busca una aprobación de máximos, el proyecto no saldrá del cajón en el que acumula polvo desde la consulta promovida en mayo del 2010 por el entonces alcalde Jordi Hereu. Aunque para ser justos, el proyecto está pendiente desde el 2004, cuando se pusieron en funcionamiento el Trambaix y el Trambesòs, quedando pendiente de coser este trozo de 3,8 kilómetros.

Por eso el PSC apela a este tramo menos delicado, de Glòries hasta el paseo de Sant Joan, donde el tráfico de la Diagonal languidece y la vida comercial, que no vecinal, es menos intensa. El propio Collboni ya ha informado a Sanz de que solo votarán a favor de este planteamiento, y de que se opondrán a emprender el trazado entero. “Ya lo volveremos a plantear en el siguiente mandato, pero ahora es el momento de defender retos realistas que tengan opción de ser aprobados”, señala el líder socialista. El PSC también ha puesto como condición “un plan de dinamización comercial y de revitalización económica desde Glòries hasta el Cinc d’Oros y que se elabore un estudio para ampliar las aceras desde Diagonal con paseo de Gràcia hasta Verdaguer”.

Programa electoral

Es la alternativa más realista, sobre todo, porque el tramo Glòries-Verdaguer aparece en el propio programa electoral con el que ERC se presentó a las municipales del 2015. Concretamente, en la página 111 se avanza la intención de los independentistas de "iniciar de forma inmediata el estudio" de este trayecto, de 1,7 kilómetros. Y ojo porque la cosa tranviaria no termina ahí. En ese mismo documento se defiende la creación de "una nueva línea Wellington-Zona Franca asociada a una reforma urbanística del frente marítimo central de Barcelona". "Tendrá un trayecto de 8 o 10 paradas y un recorrido de 30-40 minutos", reza el programa.

Al tratarse de una promesa, poco margen de maniobra tendrá Alfred Bosch si finalmente es esta la proposición que presenta Barcelona en Comú (no parece que Ada Colau tenga otra alternativa). Lo más probable, si los republicanos mantienen su negativa al plan, es que se sigan escudando en el modelo de gestión que el concejal Jordi Coronas tantas veces blandió durante la comisión de estudio de la unión del tranvía. A saber: según Esquerra, no es aceptable que una empresa privada se siga lucrando de la explotación del servicio, como ha venido sucediendo desde el 2004 con el Trambaix y el Trambesòs. Es también una de las condiciones que la CUP ha impuesto (el control público del Tram) para que sus tres ediles secunden el tranvía. Lo que se ha descartado, por caro, es el rescate de la concesión

Resultado ajustado

Colau ya sabe que no puede contar ni con el PDeCAT ni con el PP. Ambos grupos municipales han apostado desde el primer momento por el bus eléctrico, en concreto, por la línea D30 de la red ortogonal que la era Trias contemplaba pero que desapareció con la victoria de los ‘comuns’. Por su parte, Ciutadans no ha mostrado un rechazo frontal pero parece decantarse también por el autobús. Queda por definir, además de los cinco sufragios de Esquerra, el del concejal no adscrito Gerard Ardanuy, que presidió la comisión municipal sobre la unión del tranvía. Con su voto, los del PSC y los de ERC, la alcaldesa se plantaría en el mínimo exigible (21) para sacar adelante su plan de hacer llegar las vías hasta el paseo de Sant Joan.

El tranvía de Glòries a Verdaguer tendría tres paradas y realizaría el trayecto en cerca de siete minutos. Según cálculos del consistorio, se ganarían cerca de 18.300 usuarios diarios y permitiría conectar el ferrocarril urbano con la L2 (Monumental) y la L4 y L5 (Verdaguer). Las nuevas estaciones se ubicarían entre las calles Padilla y Lepant -en la zona de la plaza de toros-; Sicília y Nàpols, y entre Bailèn y Girona. La obra tendría un coste de 75 millones de euros, 44 de ellos para la infraestructura tranviaria y 31 para la urbanización. Esta semana empezará a deshojarse la margarita en la comisión de Urbanismo y Movilidad. La traca final sobre el futuro, o no, del tranvía, el viernes 23 de marzo.

La ATM, a la espera del pleno

El consejo de administración de la <strong>Autoridad del Transporte Metropolitano</strong> (ATM) evitó esta semana la aprobación definitiva del <strong>estudio informativo</strong>, que condicionó al <strong>acuerdo político</strong> del pleno del Ayuntamiento de Barcelona. En una reunión convocada a petición del gobierno de Ada Colau, los responsables de este ente sí dieron salida al <strong>informe de alegaciones</strong>, y también facultaron al <strong>director general</strong> a iniciar la licitación de los <strong>proyectos constructivos y de urbanización</strong> en el momento en el que la alcaldesa logre esa mágica cifra de 21 ediles a favor del proyecto. En su momento, Colau dijo que el plan tiraría adelante solo con un "<strong>amplio consenso"</strong>. Dónde estaba el límite de ese respaldo es una incógnita.