PROTESTA EN NOU BARRIS

Presos en la montaña

Los vecinos de Torre Baró denuncian, al mes del inicio de la huelga de buses del distrito, el aislamiento que sufren dentro del mismo barrio

Espera  Dos jóvenes, en la parada de autobús de la calle de Lliçà, en Torre Baró, ayer.

Espera Dos jóvenes, en la parada de autobús de la calle de Lliçà, en Torre Baró, ayer.

MARINA MUÑOZ BENITO
BARCELONA

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«Estamos totalmente incomunicados, sobre todo la gente que vivimos en la montaña... y con mucha impotencia», explica Monserrat González, una de las cerca de 2.000 personas afectadas, desde principios de marzo, por la huelga de conductores de autobuses de la empresa Nou Barris BCN SLU, filial de Sagalés que explota los autobuses de Torre Baró (Nou Barris). Esta empresa, que tiene una concesión de Transportes Metropolitanos de Barcelona -la titular del servicio- y que gestiona las cuatro únicas líneas que comunican internamente y externamente el barrio (80, 81, 82 y 83), solo ofrece, desde hace un mes, servicios mínimos.«A diferencia de Vallbona y otros barrios, no hay nada más, con el agravante de que esto es todo montaña», señala Álex Pérez, de la Asociación de Vecinos de Torre Baró.

La huelga, que empezó el 4 de marzo con paros parciales y se convirtió en indefinida el 11 de marzo, deriva de un conflicto laboral entre los trabajadores y la empresa que explota el servicio, que alega que el negocio es deficitario.«Por las pérdidas de 147.500 euros en el 2011 y por los 180.000 para el 2012, queremos congelar la aplicación del incremento salarial marcado en el convenio y reorganizar turnos», señalan fuentes de Nou Barris BCN SLU.

«Las habas ya estaban contadas cuando cogieron la concesión», señala Antonio Estrada, representante de los trabajadores, que comenta no haber tenido problemas durante los 21 años que trabajaron con la anterior concesionaria, Transports Lydia. «Muchos gastos son de reparaciones de vehículos viejos. No se invierte en estos barrios», añade.

Los mayores perjudicados son, sobre todo, las familias sin vehículo y con niños, que se las ven y se las desean a la hora de ir al colegio; y las personas mayores, muchas de las cuales se han quedado aisladas en casa.«Es un barrio del que necesitas salir, no tenemos comercios», señala González, que también denuncia los servicios mínimos establecidos (20% en horas bajas y 40% en horas punta). «Los servicios normales son precarios, los servicios mínimos, irrisorios», añade Pérez, que calcula que ahora pasan entre 3 y 4 buses al día.«Mi nieta tiene que ir andando al colegio y por la tarde no va. No le da tiempo a subir, comer y bajar. Mi hijo está parado y no puede pagar el comedor», señala Ana Moreno, vecina de la calle de Lliçà.

Futuro incierto

La solidaridad vecinal es, durante estos días, una de las pocas bazas para desplazarse por Torre Baró.«Los que subimos en coche vamos mirando a ambos lados, para ver si podemos subir a alguien», expone otra vecina, reconociendo que de la zona alta de Torre Baró hasta el metro o Cercanías hay unos 45 minutos andando.

El pasado martes, 2 de abril, empresa y comité de huelga se reunieron en el Tribunal Laboral de Catalunya sin llegar a un acuerdo alguno. Hoy, jueves, está prevista otra reunión para acercar posiciones.«Si no hay consenso, nos han prometido lanzaderas», señalan desde la asociación, que cada viernes corta, como reivindicación, la Meridiana. Los vecinos tienen previsto continuar esta protesta una vez solucionado el conflicto«para abordar un problema de fondo: conseguir un transporte público digno, con buenos autobuses y más frecuencias», expone Pérez.