PERFIL DEL PREGONERO DE LA MERCÈ

Catalanes todos

Pérez Andújar es tan hijo de Sant Adrià y la lucha obrera como de la música de la Banda Trapera del Río y los tebeos de Bruguera

javier perez andujar

javier perez andujar / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Javier Pérez Andújar podría perfectamente empezar su pregón de mañana jueves con un "¡Catalanes todos!", título de su primer libro, un repaso a las 15 visitas de Franco a Catalunya publicado en el año 2002 y reescrito, primando los elementos de ficción y sátira, en el 2014. O quizá, dadas las características de la cita, con un "Barceloneses todos". Pero más bien no. Porque aparte de la paráfrasis juguetona con aquel "españoles todos" de Franco (uno piensa que cuando a Pérez Andújar se le cruza uno de los juegos de palabras a los que es tan aficionado, entre el placer de aprovecharlo y el posible coste de ser malinterpretado, siempre opta por lo primero) y de la mala baba de recordar que también aquellas masas con el brazo en alto eran catalanas, ese "catalanes todos" define perfectamente mucho de lo que es y ha escrito, y gran parte del debate que ha suscitado su presencia en el Saló de Cent. 

Catalanes también su madre, granadina hija de republicano al que la Guardia Civil mató literalmente de frío en 1940, y su padre, militante del PSOE, trabajador del ramo del metal y concejal en el primer ayuntamiento democrático de Sant Adrià de Besòs, y los viejos vecinos con los que animaba a hablar a su hijo para aprender catalán. Ejem, claro, dirán algunos ahora. Bueno, quien diga ejem a lo de ser militante socialista en el Sant Adrià donde en 1973 la policía mataba a tiros a un trabajador en las puertas de la térmica (el futuro escritor tenía entonces 8 años, leía tebeos y algo más oiría en casa), allá él. El caso es que el padre de Pérez Andújar formaba parte de esa mano de obra de la que los cuadros de los partidos de izquierdas prescindieron rápidamente. Otra clave para entenderlo, quizá.

METERSE EN LA PIEL DEL OTRO

Uno, que creció en la mismísima avenida de la Catedral (después Francesc Cambó,  aunque después de nacer en la calle con el nombre más brugueriano de la Barcelona de 1967 (Neu de San Cucufate, que hubiese sido digno hogar para Cucufato Pi), no pudo vivir nunca la sensación, al pisar el centro de Barcelona, de entrar en el salón de una casa buena donde se le miraba de reojo que sentían estudiantes como Pérez Andújar cuando cogían el transporte público a la sombra de las tres chimeneas y bajaban de él en Barcelona para ir a clases de Filología Hispánica en la central. Pero leer libros como ‘Los príncipes valientes’ (2007) o ‘Paseos con mi madre’ (2011) ayuda a entender esa situación. Porque, entre otras cosas, para ese meterse en la piel del otro es para lo que existe la literatura.  

Emilio Manzano recuerda que llamó a Pérez Andújar en el último programa del ‘Saló de Lectura’ de BTV de la temporada 2001-2002 para hablar de ‘Catalanes todos’, con la intención de contrarrestar en clave rompedora a los tres invitados que le había impuesto la dirección. “Y porque vi que era uno de los autores del fancín ‘Flandis Mandis’, y como era fan lo llamé”. Otra clave: la contracultura de finales de los 90.

Se quedó como comentarista de libros (“contra todas las opiniones de la cadena; no lo han aceptado nunca, no sé por qué”), emprendió la aventura quijotesca (¿otra clave?) de comentar cada día el ‘Quijote’ y al convertirse el programa en el ‘L’hora del lector’ de TV3 “hizo menos pantalla por razones obvias”. Pero, y esto es un secreto conocido por pocos, él era el Senyor Boix que firmaba el blog del programa. “No había explicado nunca que él era quien escribía con ese catalán delicioso como de los años 30”, dice Manzano.

SU ÚLTIMO LIBRO

Su último libro ha sido el reciente ‘Diccionario enciclopédico de la vieja escuela’, compendio de entradas en blogs, crónicas y columnas. Cuando hablamos de él, se mostró incómodo porque se pudiese reducir la lectura de esa enciclopedia llena de la música de la Banda Trapera del Río, de los cómics de Bruguera y de mucha literatura a, de nuevo, crónica del barrio, de la periferia, del extrarradio (el motivo real por el que ha sido invitado al pregón). Allí estaba su ‘arte poética’, sus lecturas. Lo dejamos en que escribiría que allí se expresaba a través de las manifiestaciones culturales que lo habían hecho ser como era, tan periféricas para algunos como las ciudades invisibles de las que escribe. Como es un señor de trato apacible, no sé quejó. “Nunca quiere ofender a nadie, lo que hace es literatura”, explica su editor, Juan Cerezo.

Pero allí está otra de sus cosas. "Ser coherente es ser intransigente", dijo en una entrevista. Así que, tras haber elegido no tener miedo ni a la incoherencia ni a las dudas, quien quiera podrá encontrar, al lado de las frases que se esgrimen para justificar el boicot de este viernes, críticas al victimismo de los del Foro Babel. Por poner solo un ejemplo.

Y después del pregón, como dejó escrito hace unos días el escritor en su blog: “Hey, cuando se acabe la fiesta, toda la mierda que habéis dejado aquí recogedla”.