Barcelona abre la puerta a reducir alojamiento turístico en algunas zonas

A poco más de dos meses de culminar el ambicioso plan especial de regulación de alojamientos turísticos de la era Colau, el ayuntamiento ha avanzado que su propuesta inicial pasa por definir "unidades homogéneas de regulación" a lo largo y ancho de Barcelona y por mantener, reducir o establecer un crecimiento sostenido de camas turísticas casi a la carta. Un reequilibrio que no será fácil, porque se calcula que la media de la relación entre las plazas turísticas y las residenciales es del 6,4% -por cada 100 residentes hay 6,4 camas turísticas-, con 25 de los 73 barrios por encima de ese promedio y otros en los que los viajeros brillan por su ausencia. 

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La misión se antoja titánica ya que el plan para reequilibrar el reparto de población flotante sobre la residente no solo se basarán en las camas, sino también en definir "la sensiblidad social del espacio pública" teniendo en cuenta el grado de saturación de cada zona (según sus atracciones turísticas), así como en la morfología del tejido urbano. Influirá hasta la anchura de las calles y los accesos a una determinada área. Combinando estos tres niveles, la ciudad se regulará por tramos, si los diversos actores en juego (desde vecinos hasta hoteleros, sindicatos y representantes de los pisos turísticos) le dan la bendición a esta fórmula.

RADIOGRAFÍA

Un equipo técnico del ayuntamiento ha radiografiado de momento la oferta para evaluar el peso turístico en cada parte del territorio. Como es lógico, Ciutat Vella y parte del Eixample  Ciutat Vella Eixample  lideran la concentración de alojamientos por días. Con lupa, se han radiografiado las más de mil secciones censales de la ciudad (unidades territoriales que suelen oscilar entre 900 y 1.400 residentes) y se destaca que en ocho de ellas las camas para el viajero llegan a triplicar las vecinales. Pero son casos puntuales y extremos, en algún núcleo del Gòtic, del entorno de Pelai o de plaza Espanya y del Front Marítim.

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Más importancia real tiene el chequeo de los 73 barrios, que suma hotelería y apartamentos para establecer un 'top20' que lidera el barrio Gòtic. Allí son pocos los pisos turísticos pero muchos los hoteles. Por 16.388 residentes hay 8.691 plazas para viajeros. La relación aquí entre unas y otras es del 53%. Le siguen, al 50%, la Dreta del Eixample (43.656 frente a 21.626 alojamientos por días), Diagonal Mar i el Front Marítim, el Parc y la Llacuna del Poblenou, el Raval... No obstante, en zonas tan saturadas de visitantes como la Sagrada Família, el ratio de estas camas se queda en un 8%, porque lo que abunda es el visitante de unas horas. Y en la clasificación inversa, el turismo no cuenta con una sola plaza en Baró de Viver, Can Peguera, Ciutat Meridiana, el Turó de la Peira, la Clota, Trinitat Nova, Montbau... otros muchos barrios periféricos o alejados del centro también tienen cifras testimoniales.

Esa drástica diferencia es la que ha abierto tres escenarios lógicos de actuación, donde una vez cruzados todos los indicadores se podría reducir, mantener o ampliar la oferta sostenidamente. La concejala de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, es cauta sobre el primer punto, "decrecimiento marcando una densidad o cifra de establecimientos menor al existente", pendiente de estudiar qué mecanismos jurídicos permitirían el recorte en alguna zona. Acaso el rescate de licencias por parte del consistorio, citó, aunque este tema está aún muy verde. La vía del traspaso de licencias de negocio impulsada en Ciutat Vella ya ha contado con sentencias judiciales contrarias. En el caso de crecimiento de plazas en zonas sin apenas oferta, se impondrían criterios de distancia.

El examen municipal del territorio incluye también la oferta de tiendas de suvenires y ocio (claramente superior en distritos centrales) y las atracciones con más de 100.000 visitantes, lideradas por la Sagrada Família y el parque Güell, aunque Ciutat Vella concentra más imanes para el viajero.