COMPETICIÓN INÉDITA EN LOS ALREDEDORES DEL TIBIDABO

La noche de los 500 jabalís

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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Una carrera casera, muy sana, con pocos lujos y menos pretensiones. Unaprueba inédita, casi entre amigos, inhóspita; tan tentadora que500 atletas se quedan sin puente para no perdérsela. Es sábado, faltan pocos minutos para las diez de la noche y el speaker ¿esa raza de hombre nacidos y elegidos para este, y solo este menester¿ pide un aplauso para la vecina que se ha quejado del ruido del motor que está llenando de aire el hinchable de la salida, situado frente al párking delparque de atracciones del Tibidabo. "Ojo, que aquí hay un bordillo, no empecéis corriendo demasiado", recomienda el esforzado vocero. La primera edición de la Midnight Trail de Barcelona,14 kilómetros por senderos y caminos deCollserola, está a punto de empezar. Delante, la oscuridad más allá del metro que alumbra la luz frontal. Detrás, una respiración en el cogote. A los lados, quién sabe.

Recorridos unos 800 metros se genera un morrocotudo cuello de botella. Un sendero de a uno obliga a hacer cola y a bajar casi andando poco más de medio kilómetro. La hilera interminable de lucecitas marca el camino. Al margen de algún diálogo aislado, solo se oyen las zapatillas salpicando sobre el suelo, hasta que un corredor muy de la broma imita el sonido de unjabalí. Delante hay dudas. "Joder, a ver si va a ser de verdad, aquí no se ve una mierda". Vuelve a rugir pero ahora en plan melódico. "Lo hace bien, el jodido". Y los 200 que rodean al presunto jabalí comparten la primera risotada de la noche. 

Distinta banda sonora

Lacarretera de las Aigües no requiere iluminación artificial. Los rayos que llegan de las calles de Sant Gervasi y Sarrià bastan para guiarse en esta ancha pista por la que cada año pasean, pedalean o corren unas 700.000 personas. Se distinguen los rayos que emanan del Palau Nacional de Montjuïc, las luces involuntariamente azulgranas de la torre Agbar, elskyline de Diagonal Mar. De día se ven los aviones aterrizar; se distingue el mar, se oye la Ronda de Dalt, los gritos infantiles del colegio cercano. De noche llega el respirar del corredor, ramas que se mueven alrededor y alguna que otra moto cuyo propietario ha tenido a mal trucar el tubo para precisamente eso, que se le escuche desde todos lados.

Los jabalís, animales de hábito nocturno, no se dejan ver, quizás algo abrumados por la presencia del medio millar de corredores con la cabeza brillante. Martí Milla, uno de los organizadores de la carrera, es de los pocos que encuentra un ejemplar. Está apostado en la ladera de un camino cuando de pronto uno de ellos se coloca en medio del paso. Se respetan y aquí no pasa nada. Las curvas que traza las Aigües permiten distinguir unahilera de luces blancas saltarinas que recuerdan un correoso juego de noche, aquellas actividades que eran la estrella de las colonias de verano infantiles. La dureza de la carrera se hace carne en las cerca de 300 escaleras de la Font del Mont. Nadie, ni los primeros clasificados, David Serra y Pau Zamora, logra subirlas al trote aunque poco después aguarde el avituallamiento. En el kilómetro nueve, un grupo reducido que va entre los 20 primeros se pierde. Alguien o algo ha cambiado la señalización. Se dan cuenta unos minutos después y vuelven atrás, pero no solo eso: deciden colocar bien las marcas para evitar que otro cometa el mismo error.

"Esto ha sido cojonudo"

El primero llega en 58 minutos. El último participante, Aroa Mari Garcia, en dos horas y 13 minutos. El premio de un bocadillo de butifarra no se lo quita nadie. Ni la increíble experiencia de correr por Collserola de noche. "No sé de quién ha sido idea, pero esto ha sido cojonudo", comparte Andrés, veterano corredor diurno pero neòfito atleta a estas horas de la madrugada. En el anonimato, los tres organizadores ¿Martí Milla, Eloi Moragues y Nicolas Beck¿ intentan que todo salga bien y no se atreven a hacer planes. Comprobado el éxito, y a no ser que los números no salgan, nada ni nadie debería evitar que laMidnight Trail de Barcelona se convierta en un clásico del verano.