La mirada del cíclope

Con la irrupción de la crisis se pusieron de moda el verbo 'reinventarse' y otras expresiones espeluznantes del tipo salir de la zona de confort', cuyo abuso acabó por resultar cuando menos cansino, sin mencionar el leve tufillo a moralina que exhalan. Aun así, no deja de ser verdad que los zarandeos vitales entrañan a veces cambios para mejor, como fue el caso, más o menos, del fotógrafo e 'influencer' Nicanor García (Barcelona, 1969).

La belleza de sus imágenes ya tiene 730.000 seguidores en Instagram

Fue de los arquitectos que acabaron la carrera en pleno 'boom' inmobiliario, y pudo ganarse bien la vida en el gremio hasta que comenzó el baile del ladrillazo. Al disminuir los encargos, tuvo que adaptarse a trabajos de menor calado, por así decirlo, como los remiendos en las comunidades de vecinos, con sus interminables reuniones sobre las goteras o la cuantía de las derramas. Pero dado que no hay mal que por bien no venga, empezó a hacer fotos con la cámara solía llevar consigo a las visitas de obra, un poco por llenar el tiempo sobrero y otro tanto por quitarse de encima el estrés y la angustia, y fue colgando en Instagram (@nicanorgarcia) las imágenes obtenidas en sus paseos urbanos. Pues bien, en apenas seis años, ha conseguido más de 730.000 seguidores, y se lo rifan como fotógrafo algunas marcas y oficinas de turismo de medio mundo.

¿Cómo fue posible el salto? Tal vez porque los arquitectos tienen entrenada la pupila para observar las cosas de otra manera y, por tanto, hacen fotografías distintas. Su mirada busca materiales, escalas, geometrías, volúmenes, las claves secretas de los espacios, su lógica interna. Para entenderlo, bastaría con darse un paseo por la muestra que Nicanor García estrenó este miércoles en la sala Roca Barcelona Gallery bajo el título 'Places & Spaces. Transversal Architectures'. La que es su primera exposición individual permanecerá abierta al público hasta el 24 de mayo.

Fotogragía de Nicanor García.

Un par de días antes de la inauguración, nos encontramos en un lugar de gran interés arquitectónico, quizá poco renombrado, para charlar un rato y hacer el retrato que ilumina estas líneas; esto es, el Park Hotel, en el número 11 de la avenida Marquès de l’Argentera, un edificio discreto, de principios de los años 50, obra del arquitecto Antoni de Moragas Gallisà y una muestra de ese neorracionalismo de posguerra de líneas tan limpias. Ya en su día el fotógrafo Francesc Català Roca retrató su escalera interior, tan bella, como simple.

Ese era el pretexto: la escalera. Sería injusto constreñir a ellas el trabajo de Nicanor García, pero, qué vamos a hacerle, resultan tan atractivas que resulta imposible sustraerse a su encanto, a su vértigo. El arquitecto ha retratado el ojo de la escalera del Park Hotel, claro está, pero también el de otros edificios barceloneses, como la clínica Barraquer o la Sagrada Família, así como otros de Madrid, Rotterdam, Atenas o San José, en California. Fotografía los huecos de las escaleras, los cuelga en Instagram y pone a sus creaciones nombres tan sugerentes que invitan a seguir mirando: 'Obsesiones', 'Dulce mareo', 'Ojo de cíclope', 'Sonrisa infinita', 'Ojeras y rímel'… Escaleras que no se sabe bien si suben o bajan, como las de los dibujos de Escher o Piranesi.

Fotografía de Nicanor García.

La escalera, esa tensión entre el arriba y el abajo, esa bajada o ascenso a territorios inexpugnables, ha inspirado también multitud de secuencias cinematográficas. ¿Quién no recuerda el carrito de bebé que las baja vertiginosamente en El Acorazado Potemkim? Imposible olvidar la caída de Scarlett O’Hara en 'Lo que el viento se llevó' o el descenso majestuoso, peldaño a peldaño, de Gloria Swanson en 'El crepúsculo de los dioses'. ¡Ah, las escaleras y su simbología! En cualquier caso, las de Nicanor García van siempre hacia arriba, un puro 'look up'.