MOVILIDAD

Si crees que el patinete eléctrico es algo nuevo, mira estas imágenes de hace 100 años

Los artilugios de dos ruedas con motor denominados autoped comenzaron a fabricarse en Nueva York en 1915 y podían alcazar los 25 kilómetros por hora

Florence Norman, en su monopatín motorizado

Florence Norman, en su monopatín motorizado

Luis Benavides

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La británica Florence Priscilla (1883-1964) fue una mujer avanzada a su tiempo. Y no solo por defender el derecho a voto de las mujeres.  Esta histórica ‘suffragette’, miembro de la Unión Nacional de Sociedades Sufragistas de la Mujer (NUWSS, por sus siglas en inglés), se desplazaba hasta su lugar de trabajo, una oficina situada en el centro de Londres, con un ‘scooter’ o monopatín motorizado. Fue un regalo de cumpleaños de su marido, sir Henry Norman, un reputado periodista y parlamentario del partido liberal.

Las imágenes en blanco y negro de Lady Norman subida en su artilugio de dos ruedas demuestran que los monopatines motorizados ya existían hace un siglo, si bien su presencia en las calles se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años como alternativa a las bicicletas.  

La ‘suffragette’ se desplazaba en un autoped de la marca Krupp, el tatarabuelo de los monopatines eléctricos actuales, un ingenioso artefacto sobre ruedas creado en Nueva York. El imperio Krupp, propiedad de una dinastía alemana, arranca a finales del siglo XVII con la fabricación de pequeñas armas durante la Guerra de los 30 años. Unos siglos después, concretamente en el 1915, la compañía se centró en la producción de monopatines en su fábrica situada en Long Island, Nueva York. Estos monopatines motorizados llevaban un motor de gasolina de 155 centímetros cúbicos y podían alcanzar los 25 kilómetros por hora.

Carteros y delincuentes

Los patinetes motorizados de Krupp no estaban al alcance de cualquiera. En un primer momento fueron utilizados por los carteros de Estados Unidos –la U.S. Post Office- y algunos cuerpos de policía, pero también fueron escogidos por algunos grupos mafiosos para sortear a los policías. Y es que gracias a su reducido tamaño podían escabullirse fácilmente de los agentes circulando por callejuelas a toda velocidad. 

A partir de 1930, los monopatines motorizados evolucionaron. Aparecieron los modelos plegables; se mejoraron los frenos, las luces y la suspensión. Los primeros modelos eran demasiado pesados, con una maniobrabilidad más bien reducida. Con el tiempo, pensando en los viajes largos, incluso se fabricaron modelos con asiento, precursores de los vehículos que hoy conocemos como ciclomotores. En el periodo de Posguerra (1945-1947) aumentó la producción de estos monopatines con motor, carrozada y escudo frontal;  antecesores de los ‘scooters’ modernos. 

Los actuales, más ligeros y más sostenibles

En los últimos años los monopatines clásicos, impulsados con un pie, han invadido las calles. La incorporación de un motor eléctrico ha permitido recortar las distancias, la duración de los trayectos, y también se ampliaron sus posibilidades. Hoy en día podemos ver a personas mayores, con movilidad reducida, acumulando kilómetros con el mínimo esfuerzo. También ejecutivos, trajeados, y padres de familia haciendo la compra en un tiempo récord. 

A diferencia de los primeros modelos, los que fabricaba Krupp, los actuales monopatines eléctricos son mucho más económicos, ligeros y, sobre todo, sostenibles. Estas característas le han convertido en ciudades como Barcelona enuna muy buena alternativa a los modos de transporte más contaminantes junto a las bicicletas -cuyo 'boom' perdura-, los 'segway' y las llamadas 'hoverboards', las plataformas de una o dos ruedas.