INICIATIVA COMUNITARIA EN SANT ADRIÀ DE BESÒS

La Mina, tras el espejo

Estudiantes de Trabajo Social de la UB participan en un proyecto para deshacer el relato oficial sobre el estigmatizado barrio

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HELENA LÓPEZ / SANT ADRIÀ DE BESÒS

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Se trata de jugar a que existe alguna manera de cruzar el espejo, de convertir el cristal en gasa y pasar a través de él, como Alicia en 'A través del espejo y lo que Alicia encontró allí'. Juego que se antoja casi utópico cuando lo que refleja ese duro espejo es un lugar tan estigmatizado en el imaginario colectivo como el barrio de La Mina. "Buscamos desmontar el relato existente y darnos cuenta de cómo ese relato marca la vida de los vecinos", explica David Picó, educador y dinamizador de Desdelamina.net, proyecto que nació con ese objetivo -al menos con la primera parte de él- dentro de la Plataforma d'Educació Social (PES) La Mina, entidad que lleva más de 40 años trabajando con niños, jóvenes y adultos de este barrio que es una excepción estadística en el que se aplica mucho la omertá. 

Para redondear ese objetivo nació, hace cuatro año, 'Identitats i miralls: com ens veiem i com ens veuen?', una propuesta de experiencia para el análisis de cómo se crean las identidades personales y comunitarias de un barrio como La Mina, que acaba de ser premiado con los 20º Premis de Civisme als Mitjans de Comunicació. "Este trabajo nos permite hacer una reflexión sobre los medios de comunicación, su construcción de la realidad social, y la interacción entre las diferentes identidades y la realidad", prosigue Picó. Esa reflexión se hace de forma conjunta entre los alumnos de primero de Trabajo Social de la UB, a través de la metodología del Aprendizaje y Servicio (APS) -que mezcla el trabajo sobre el terreno y el servicio a la comunidad- y vecinos, activistas y trabajadores de La Mina.

"UNA BURBUJA DE REALIDAD"

Si existe un imaginario fuerte sobre un barrio en el área metropolitana de Barcelona, ese barrio es La Mina. "Somos una burbuja de realidad, como dice Pérez Andújar", añade Picó. "Lo revolucionario de la experiencia es jugar a ver cómo soy y cómo me refleja el espejo para romperlo y ver qué hay detrás, más allá de la cruda estadística. Crear otro discurso. Escribir otro relato que sirva para que los niños de La Mina se reflejen en él", prosigue.

Es media mañana del miércoles, 29 de marzo, Mireia Peralta y Anaïs Boldó, estudiantes de primero de Trabajo Social de la UB, llegan a la sede de la PES La Mina a la segunda sesión del día, en la que departirán con Pep Sala, asesor de Llengua Interculturalitat i Cohesió Social del barrio y Mònica Ribera, directora del PES, ambos miembros del grupo de trabajo impulsor del proyecto educativo del barrio, que trabaja la convivencia, la centralidad de los centros educativos como eje transformador y el papel de la familia en ese proceso.

El ejercicio siempre es similar. Las estudiantes plantean una noticia aparecida en la prensa durante el último año sobre el mediático barrio, y la comentan con los vecinos o trabajadores elegidos. "Venimos de estar con un grupo de niños y nos ha sorprendido su respuesta. Nos decían que claro que todo lo que se cuenta del barrio es malo, porque solo hay eso. '¿Qué hay de bueno, qué hay?'", comparten las estudiantes con Sala y Ribera, estos mucho menos extrañados. Seguramente son dos de los profesionales que más conocen a esos niños después de sus profesores, sobra decirlo. "La identidad se construye -subraya la directora del PES-; si se construye sobre la crónica negra, se crea la identidad que se crea".

"Los niños no salen del barrio y cuando salen se sienten descolocados. Es importante que los niños salgan y que la gente de fuera entre en el barrio para romper esa barrera", apunta Sala. Este APS de la UB busca, también, eso.

LOCURA COMUNITARIA

La noticia que analizan es un reportaje del barrio después del asesinato del 24 de enero del 2016 en la discoteca 'Nirvana' del Port Olímpic, que cambió su configuración. "Fueron momentos muy duros, obviamente, pero a los pocos días de los hechos era Carnaval y decidimos hacer una locura comunitaria y continuar con la rúa. Fue un Carnaval más minoritario que el de años anteriores, pero salimos a la calle", apunta Ribera, quien critica la frivolidad sobre la que habla de muchos temas. "Me llama la atención que en el artículo no se incluya ninguna voz gitana. Se habla de, pero no con", prosigue Ribera, quien rehúye de la división entre payos y gitanos. "Dividir entre gitanos y payos es reduccionista. La lectura debería hacerse en clave económica. Vecinos vulnerables y no vulnerables", concluye antes de recordar que esa semana se cumplen 40 años de la huelga general de La Mina.