Territori resucita la L-10 a la Zona Franca con la incógnita de la financiación

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Territori i Sostenibilitat, la 'conselleria' más magullada del anterior mandato, la que más quiso y menos pudo, ha renacido con brío renovado. Si la semana pasada anunciaba la apertura del ramal sur de la línea 9 que une la Diagonal con el aeropuerto de El Prat, este miércoles Josep Rull, responsable de la cartera, informaba de que el 15 de febrero se retomarán las obras de la L-10 en la Zona Franca, donde una inversión pendiente de 170 millones mantenía el proyecto en barbecho y a 32.000 vecinos del otro lado de Montjuïc sin transporte subterráneo. 

La noticia se ha conocido en el Parlament, donde Rull realizaba su primera intervención como 'conseller' en la sesión de control al Govern. Además de poner fecha al retorno de la piqueta a este tramo maldito del suburbano, se ha comprometido a "hacer un esfuerzo" para poner en servicio "el máximo número de estaciones en el 2017 y así conectar los barrios de la Marina y la Zona Franca" con el resto de la red de metro de la capital catalana. Lo que no ha aclarado, a pesar del nivel de detalle, es cómo el Govern piensa pagar la finalización del trazado.

SORPRESA Y ESTUPEFACCIÓN

La noticia ha cogido al Ayuntamiento de Barcelona a contrapié. Ada Colau tiene cita con Carles Puigdemont el viernes y, según un portavoz municipal, este proyecto era uno de los asuntos "prioritarios" que la alcaldesa quería poner sobre la mesa. "El anuncio ha sentado muy mal por inesperado e inoportuno", ha concretado esta misma voz. Simple y llanamente: el consistorio se ha enterado por la prensa del renacimiento de la L-10. "Estamos sorprendidos y estupefactos porque un nuevo 'conseller' anuncia las obras avanzándose a la reunión con el 'president'. Tras escucharle, entendemos que la Generalitat ya dispone del dinero para retomar el proyecto, que era la razón que aportaban para justificar el parón de las obras".

Los gabinetes del ayuntamiento y del Govern llevan semanas trabajando sobre este y otros asuntos que centrarán el encuentro de trabajo entre ambos mandatarios. El orden del día se mantiene. Lo que puede cambiar es la predisposición de Colau. Consciente de las estrecheces de la Generalitat, era de prever que la alcaldesa, como ya dejó entrever en octubre, se prestara a participar en la financiación de las obras por terminar en la L-10 de la Zona Franca. El enfado municipal no descarta ni mucho menos esta opción, pero sí enrarece el diálogo. En términos de Estado, vendría a ser una crisis diplomática

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"30\u00a0a\u00f1os de batalla vecinal","text":"Los vecinos de la Zona Franca se acuerdan de principios de este siglo, cuando la piqueta empez\u00f3 a esmerarse en la calle de los Motors. Ilusionados, contemplaban c\u00f3mo su reivindicaci\u00f3n de que el metro llegara al otro lado de Montju\u00efc empezaba a hacerse realidad.\u00a0La crisis ech\u00f3 por tierra sus aspiraciones y ahora ya llevan tres d\u00e9cadas de espera y protestas. El proyecto se detuvo con buena parte del trazado terminado. Los convoys podr\u00edan llegar si alguien pon\u00eda sobre la mesa 170 millones de euros. En octubre del a\u00f1o pasado, el gobierno de Ada Colau ya avanz\u00f3 su predisposici\u00f3n a discutir una posible colaboraci\u00f3n municipal en la financiaci\u00f3n de la obra. Hasta la fecha, nada ha trascendido de ese di\u00e1logo. Hasta este mi\u00e9rcoles, cuando el \u2018conseller\u2019 Josep Rull ha sorprendido a todos con el anuncio de que los trabajos de reprenden el 15 de febrero."}}

INCREMENTAR EL RITMO

En este sentido, Rull, una vez lanzada la noticia, se ha mostrado "convencido" de que habrá un acuerdo entre la Generalitat y el ayuntamiento para "incrementar el ritmo" de las obras, sin precisar en ningún momento de dónde saldrá el dinero. Un portavoz de Territori señala que sí ha habido encuentros con el consistorio y que la financiación "se negocia" con el ayuntamiento. En el otro lado de Sant Jaume confirman las reuniones sobre asuntos de movilidad, pero en referencia a la L-10 de la Zona Franca, la respuesta, aseguran, siempre era la misma: no hay fondos. Desde el ayuntamiento insisten en que nada sabían del renacimiento del proyecto.

Este episodio sobre la L-10 trae a la memoria lo sucedido la semana pasada en Barcelona con el tranvía, después de que, a mediados de enero, Colau anunciara que el año que viene se iniciarían las obras para enlazar las dos líneas del Tram por la Diagonal. En el pleno del pasado viernes, la alcaldesa precisó que solo había expresado un deseo, y que en ningún caso era promesa al uso. Lo hizo después de que buena parte de la oposición se le echara encima. Rull expresó ayer una voluntad, pero también se atrevió con plazos y promesas. Con una pequeña diferencia: en este caso, sin dinero.