Jóvenes inmigrantes que dinamitan prejuicios

El tema, los temas, los volvía a poner sobre la mesa una entidad tan poco sospecha de radicalidad como Càritas. Elisabet Ureña, abogada de la obra social de la Iglesia católica, hablaba del daño de las identificaciones por perfil étnico que se producen, aún hoy, por ejemplo en el metro. "No solo para el que es parado y señalado como sospechoso por su color de piel, sino por los estereotipos que refuerza en el resto de viajeros, causando un efecto 'algo habrá hecho'". De eso -entre muchas otras cosas-, se habló también este fin de semana en el encierro de inmigrantes en la UB para reivindicar sus derechos, donde se rescató el célebre "querían mano de obra, pero llegaron personas".  

SOS Racisme incide también en el tema de las identificaciones arbitrarias -no solo en el metro-, que califica directamente de racistas, y la criminalización que generan sobre el colectivo en la multicultural Barcelona, que repercute en buena parte de los 267.571 extranjeros empadronados en la ciudad.

Más allá de esa cuestión, que no es anecdótica, SOS Racisme acaba de lanzar una campaña viral para denunciar y visibilizar las situaciones racistas que se sufren miles de barcelonesas únicamente por su origen con la etiqueta #aixòésracisme.

Para intentar combatir ese baño de prejuicios que aún deforma la mirada sobre los migrados, que corre serio peligro de empeorar con los atentados yihadistas en Europa, el ayuntamiento trabaja en el plan contra la islamofobia, iniciado tras corroborar su necesidad con un estudio hecho por profesionales independientes; y en proyectos como 'Jo, També, Sóc un Referent', prueba piloto consistente en formar a jóvenes de origen diverso "empoderados y con talento" -como Fátima y Vignesh- para potenciar su papel de referentes positivos tanto con los 'suyos', como cara al resto de la sociedad. Lola López, comisionada de Inmigración, habla con orgullo de la iniciativa, que espera repetir y ampliar.