LUCHA POR SOBREVIVIR DE ESPACIOS ARTÍSTICOS SINGULARES

El incierto Soho de BCN

Jordi Guillumet y Mònica Rosselló en el estudio de fotografía del Poblenou.

Jordi Guillumet y Mònica Rosselló en el estudio de fotografía del Poblenou.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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El sueño de convertir el Poblenou en el Soho barcelonés, por el influyente enclave de galerías de arte de Nueva York, se enfrenta a más contrariedades de las esperadas. Las naves industriales del siglo XIX han logrado resistir a la especulación, al desahucio y al derrumbe gracias a la estrategia de albergar centros de creación artística. Pero hoy, muchas salas de exhibición que han cobijado tendencias emergentes se han quedado vacías.

Desde el 2006, una treintena de espacios independientes han cerrado la persiana ante el auge de edificios de cristal destinados a oficinas. La tendencia urbanística activada por 22@ ha provocado el encarecimiento de un barrio en el que aún abundan los descampados y los carteles de se alquila.

Se abren talleres y espacios museísticos en antiguas fábricas, como Can Framis, de la Fundació Vila Casas, inaugurado en el 2009. Centros de creación más veteranos, como Hangar, Can Felipa y La Escocesa se mantienen a flote gracias al apoyo del ayuntamiento y de la Generalitat, pero la lista de locales privados desaparecidos, como El Espai Ubú, es larga. Ante esta situación, Carme Turegano, directiva del distrito de Sant Martí, y Jordi Ribas, de Can Felipa, impulsan el Mapa Creatiu del Poblenou, que incluirá los locales y talleres que han cerrado y los nuevos que han surgido en estos últimos años. Además de diseñar una página web sobre los espacios artísticos y coordinar las mesas de trabajo que se celebran en la galería fotográfica y editorial The Private Space con galeristas, responsables de centros públicos y artistas.

Joan Maria Soler, portavoz de la Associació de Veïns i Veïnes del Poblenou, valora que las fábricas más emblemáticas se han salvado«gracias a los artistas»que instalaron sus talleres dentro de sus naves. Tere Badia, directora de Hangar, defiende que estos espacios son laboratorios creativos que transfieren el conocimiento que están generando. Para mejorar las condiciones en las que trabajan los artistas, el ayuntamiento ha invertido dos millones de euros en la rehabilitación y ampliación del espacio. Badia se muestra optimista ante el futuro.«Se mantiene el tejido creativo».

Los fotógrafos Mònica Rosselló y Jordi Guillumet instalaron su taller en el Poblenou hace 10 años, cuando aún no resultaba caro adquirir un local.«Nos movía cierto romanticismo, creíamos que aportábamos una pequeña semilla para que germinara un barrio artístico. Nos sentimos muy solos. Trabajamos aquí, pero nuestra obra nunca se exhibe en el Poblenou», dicen.

Jordi Martí, delegado de Cultura del ayuntamiento, reconoce que en el Poblenou faltan galerías privadas.«El barrio busca el equilibrio entre su transformación económica y su actividad artística. Queremos evitar lo que ha pasado en Nueva York, donde los artistas huyen cuando un barrio se revitaliza». La estrategia pública es invertir en fábricas de creación que siguen el camino marcado por Hangar.

José Manuel Macrillante dirige The Private Space, proyecto que se concretó hace cuatro años cuando el Poblenou era la zona con mayor crecimiento tecnológico de Barcelona.«El proceso es más lento de lo esperado, pero tengo la esperanza de que se consolide como área de creación artística»,asegura.