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La Guardia Civil apacigua El Prat

Un usuario pasa bajo el arco de detección de metales de la T-1 del aeropuerto de El Prat ante la mirada de dos guardias civiles.

Un usuario pasa bajo el arco de detección de metales de la T-1 del aeropuerto de El Prat ante la mirada de dos guardias civiles. / periodico

Víctor Vargas Llamas / El Prat

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"Virgencita, cuídame", reza la llamativa pulsera que Núria luce en su mano izquierda. "Bueno, es como mi amuleto para viajar, y habría sido imperdonable olvidarlo esta vez, ¡viendo cómo está el panorama!", explica esta joven de Vilafranca del Penedès entre la risa y el rubor, casi obligada a dar explicaciones por tan devota inscripción. Una tendencia, la de consagrar a los altares las esperanzas de un vuelo sin incidencias que no ha sido tendencia mayoritaria este lunes en El Prat, primer día de huelga indefinida de los vigilantes del control de seguridad de Eulen. Este lunes, lo raro era encontrar a alguien que no se hubiera encomendado a la Guardia Civil, el recurso elegido por el Ministerio de Fomento para atajar la crisis en la instalación aeroportuaria.

Pero el Ejecutivo central no se conforma con esta medida y el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha anunciado una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, el próximo miércoles, para abordar el conflicto del aeropuerto de El Prat. Asimismo De la Serna ha señalado que el Gobierno central acelera los trámites para llevar a cabo el arbitraje con los trabajadores de Eulen en huelga y la aplicación del laudo obligatorio.

Volviendo a Núria, acaba admitiendo que, lejos de supersticiones y liturgias místicas, la presencia de agentes de la Benemérita la reconforta y le transmite mucha seguridad. Y que de haberlo sabido se habría ahorrado las ocho horas que se va a tragar en el aeropuerto, cruzando los dedos por un traslado sin sobresaltos a Doha, escala previa antes de llegar a Sri Lanka. Tanto o más entregados a la causa están Francisco y su familia, como la inmensa mayoría de los pasajeros consultados. "Apenas hemos estado cinco minutos en la cola, bastante menos que otro día de temporada alta. ¡Así que, por mi parte, bienvenida sea la Guardia Civil!", destaca este catalán poco antes de aproximarse a la zona de arcos de seguridad. Ese era uno de los espacios donde mejor se apreciaba la magnitud del desembarco del instituto armado. Entre uno y tres agentes se distribuían alrededor de cada uno de los escáneres situados tras la zona de detección de metales.

Un mando del cuerpo alega que habría menos vuelos pero las estadísticas rebaten la teoría

"Nosotros no venimos a cubrir el puesto de nadie. Ni siquiera intervenimos, que eso es cosa del vigilante, y lo sabemos todos", destaca uno de los mandos del cuerpo. ¿A qué achaca entonces la sensible reducción del tiempo de espera de los pasajeros? "Por el uniforme no creo que sea, que nosotros solo intimidamos a quienes tienen algo que ocultar, y no es el caso de la gran mayoría. Será, simplemente, que hoy hay menos vuelos que otros días", explica. Las cifras no avalan esa versión: para este lunes había programadas 500 salidas y 91.800 pasajeros, una cifra muy parecida a los 519 vuelos y 96.141 asientos de este domingo, o los 495 y 80.278 del jueves. La mayoría de días han tenido registros similares, con excepciones notables, como el viernes, que acogió 1.023 despegues para 188.447 viajeros. Los picos máximos de espera, 38 minutos en la T-1, 22 en la T-2, lejos de registros de en torno a dos horas los días más aciagos. 

Sí tiene más respaldo la versión del mando cuando se refiere al rol de los agentes en el aeropuerto barcelonés. "Todas las indicaciones te las trasladaba el vigilante de seguridad, los guardias civiles están próximos pero al menos conmigo no han intervenido", explica Ada González tras pasar el protocolo de seguridad, antes de tomar un vuelo a Rumanía. Esta bailarina solista de la Ópera Nacional de Bucarest ha notado un tiempo de paso "más rápido que otras veces", algo que achaca "seguramente" a la presencia de más guardias civiles.

Reproches

La lectura positiva de la presencia de más agentes de la Guardia Civil no tiene continuidad entre buena parte del personal de vigilancia y los auxiliares de El Prat. "Están trabajando para enmascarar la huelga legítima de unos trabajadores que reclaman sus derechos. La presión que tenemos encima es horrible. Hay agentes que rozan el acoso …  Y todo, sin estar de huelga, y por poco más de 880 euros al mes", se lamenta una auxiliar. 

De hecho la plantilla de Eulen ha llevado a Inspección de Trabajo supuestas "presiones" de la Guardia Civil hacia los trabajadores que están cubriendo los servicios mínimos en los filtros de seguridad.

La inmensa mayoría de viajeros celebran el refuerzo del instituto armado

La presión va por barrios. La sienten los vigilantes ahora en proporción inversa a como se la sacuden de encima viajeros como Antonio Gómez. "Sé que hay gente que no le tiene mucho cariño a la Guardia Civil, pero cuando me giro y la veo inflo el pecho y me quedo relajado: sé que mis vacaciones ya no están en peligro", relata. Bueno será que esa sensación le reconforte: previsor por encima de la media, va a tener más de ocho horas para disfrutarla hasta que salga su vuelo