BARCELONEANDO

El arte contraataca en Montcada

La Fundació Gaspar se instala en el Palau Cervelló, antaño sede de la histórica Maeght

El patio del Palau Cervelló, desde el jueves sala expositiva y sede de la Fundació Gaspar.

El patio del Palau Cervelló, desde el jueves sala expositiva y sede de la Fundació Gaspar. / FERRAN NADEU

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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El arte contraataca. Lo hace en plaza mítica y de la mano de una saga histórica. Moishan Gaspar, nieto de Joan Gaspar i Xalabarder, el fundador de la inolvidable sala homónima, la misma que en 1960 colapsó con colas la calle de Consell de Cent con una muestra sobre Picasso, ha abierto fundación con espacio expositivo. El sitio escogido para la iniciativa también tiene historia. Y legendaria. La que escribió la galería Maeght desde 1974 hasta 2012 recogiendo el mejor arte que pasaba por la ciudad. La sala francesa tenía la delegación barcelonesa en el Palau Cervelló, lo que la convertía, según su fundador, Aimé Maeght, “en la galería privada más bella del mundo”. El jueves, tras mucho tiempo escondido tras un gran portal largamente cerrado, el considerado patio más bonito de la calle de Montcada se dejaba ver. 'La leyenda Art strikes back!' (¡El arte contraataca!) lucía por todos lados.

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No se trata de un grito de guerra, o sí. De entrada hace referencia a la exposición en cartel. Ahí están algunos de los nombres más reconocidos del arte actual y más esquivos de ver en BarcelonaDieter Roth, Mark Wallinger, Christoph Schlingensief, Diana Thater y Subodh Gupta, entre otros. Pero es difícil no dejar de pensar que la apuesta del joven Gaspar tiene también algo de cruzada romántica. De intento de recuperar el esplendor cultural que la vía tuvo durante los años en los que los 'kandinskys', 'calders', 'braques' y 'giacomettis' colgaban de las paredes del palacio gótico más auténtico de la calle de Montcada que es lo mismo que decir de la ‘casa gran’ –así se llamaban estas residencias en la poco ostentosa Barcelona bajomedieval– menos retocada por la obsesiva ‘gotificación’ que vivió la ciudad a principios del XX.

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Las puertas se abrieron y el arte contemporáneo emergió. También el glamur. El jueves fue día de inauguración y de caras conocidas dispuestas a celebrarlo. Gaspar es hombre de contactos y la concurrencia no decepcionó. Del mundo artístico-cultural no faltó nadie, ahí estaban Bernardo Laniado-RomeroCarles Guerra y Sergi Aguilar, directores del Museu Picasso, la Fundació Tàpies y la Fundació Suñol, respectivamente; el cineasta Albert Serra, el arquitecto Jordi Garcés y el poeta Vicenç Altaió, por poner algunos ejemplos. Pero con todo, las miradas fueron para la realeza. Para la sangre azul por parentesco y para la sangre azul por derecho. Entre las primeras, una discreta Telma Ortizhermana de la Reina; entre las segundas, la princesa Eugenia de York. La simpática y accesible nieta de la Reina de Inglaterra habló con todo el que le dirigió la palabra y no tuvo reparos en contar que “increíblemente” este era su primer viaje a Barcelona. Visita relámpago: llegó el jueves y se marchó el viernes.

Radicalmente contemporáneo

La princesa quiere ser una chica de su tiempo así que se gana el pan trabajando. Ejerce de relaciones públicas de la galería Hauser & Wirth. Una de las grandes. Sus propietarios, Iwan y Manuela Wirth, encabezan el listado de personajes más influyentes del arte contemporáneo según el ‘ranking’ de ArtReview. Y la galería es la que ha asesorado la muestra inaugural de la Fundación Gaspar. Una colectiva con vocación de presentación: “Queremos mostrar artistas de trascendencia y resonancia internacional. Nombres consolidadísimos que sean claves para entender el arte actual. Y, sobre todo, que se hayan visto poco aquí”, apunta Gaspar. Algo imposible de conseguir desde una sala comercial: “No podemos competir con las supergalerías de LondresNueva York o Hong Kong”, aclara. De ahí la idea de fundación sin ánimo de lucro.    

Las próximas muestras serán de calado: Anthony McCall, que nunca ha expuesto individualmente en España, y Paul McCarthy. Todo muy alejado del arte moderno de la histórica Sala Gaspar. O no tan alejado. “La Sala Gaspar en su momento fue radicalmente contemporánea, Picasso en el 57 era radicalmente contemporáneo. Y lo que ahora hacemos es coger esa esencia y transportarla al día de hoy”. Lo dicho, el arte contraataca.