Protesta en Ciutat Vella

Decenas de personas ocupan la Escuela Massana en defensa de la inmigración

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Carlos Márquez Daniel

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Enrique estuvo en el encierro del 2001 en la iglesia del Pi. José María Aznar tenía mayoría absoluta en su segunda legislatura y Mariano Rajoy había sido nombrado ministro del Interior en febrero de ese año. Tras 48 días de protesta, lograron que el Gobierno revisara su política de regularización de inmigrantes. Salieron por la puerta del templo con los dedos en alto dibujando la victoria. Han pasado 17 años, y con ese espíritu, aunque mucho han cambiado las cosas, decenas de personas han ocupado este fin de semana la antigua Escuela Massana de Barcelona, de propiedad municipal, para denunciar el racismo en todas sus versiones, ya sea la social o la laboral. Dicen que esto, la movilización, no ha hecho más que empezar.

El sábado celebraron una asamblea en la plaza de la Gardunya, y una vez terminada, se colaron en el edificio. Ahí las versiones difieren, ya que un portavoz del ayuntamiento asegura que se les cedió la Massana para guardar material o para que se reunieran dentro en caso de lluvia, y que sin su permiso se instalaron. Ellos dicen que reventaron la puerta. El caso es que han pasado la noche del sábado y pasarán la del domingo, y tienen intención de quedarse unas cuantas más. "Como mínimo una semana y luego la idea es ir buscando otros espacios por la ciudad y el área metropolitana para ir expandiendo la reivindicación, aunque no descartamos dejar aquí un retén".

Expansión de la protesta

La protesta cuenta con el apoyo de entidades como Sos RacismePapeles para Todos, Caminantes sin Fronteras, Sindillar  o la coordinadora Obrim Fronteres. Esto es lo que piden: papeles sin contrato, abolir la ley de extranjería, empadronamiento sin tener domicilio, la nacionalidad sin pasar por un "examen absurdo", sanidad para todos, despenalizar la venta ambulante, cerrar los centros de internamiento de de extranjeros y más protección para los solicitantes de asilo. Cuenta Enrique que lo de la Massana es la cerilla de algo mucho más gordo. La idea es repetir el guión del 2001 y ocupar, previo acuerdo, lugares religiosos. "Pero no descartamos otros equipamientos públicos". Ya tienen avistados objetivos en Santa Coloma, Hospitalet, Cornellà, Badalona y el Poblenou. También en Madrid está previsto colarse en un templo el 5 de mayo.

Esperan que, como sucedió a principios de siglo, la sociedad se solidarice con su causa. Aunque son conscientes de que las cosas ya no son como antes. "Creo -sostiene Enrique, trabajador de Telefónica desde hace 40 años- que ahora hay más miedo que antes, y que las reivindicaciones son más dispersas, pero la base, la raíz, sigue siendo la misma, el racismo hacia el que viene en busca de una vida mejor".