De Magdalenes a 'muffins'

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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A mediados del 2006, un grupo de jóvenes entraban sigilosamente en un edificio de la calle de las Magdalenes. Ocupaban la finca para evitar que una empresa levantara un hotel y para denunciar las dificultades para acceder a una vivienda digna. Entre las decenas de antisistema, dos combativas mujeres: Ada Colau y Gala Pin. Crearon un centro social autogestionado que fue referente en el Gòtic. Han pasado 10 años y la vida de estas dos activistas ha dado un giro que en aquel momento les habría sonado a chiste, e incluso, quizá, les habría generado rechazo: la primera es la alcaldesa de Barcelona y la segunda, la concejala de Ciutat Vella, distrito en el que se encuentra este inmueble. Perdieron aquella batalla contra el lobi hotelero, y ahora, en unos meses, desde la máxima representación institucional de la ciudad, contemplarán cómo abre las puertas el alojamiento que forzó su desalojo. Ironías del destino.

El Catalonia Magdalenes, de cuatro estrellas, dispondrá de 61 habitaciones y una piscina en la azotea con vistas a la Catedral. Representa, sin fisuras, todo lo que aborrece el actual gobierno de la capital catalana: más camas para forasteros en la zona más colapsada de turistas y en una finca en la que hubo repetidas denuncias de mobbing inmobiliario. Por no hablar del devenir de las entidades del barrio que operaban desde este rincón cercano a la comisaría de Via Laietana y que, tras el desalojo, en abril del 2010, tuvieron que marcharse con la música a otra parte.

"ORIGEN DE MUCHAS COSAS"

Jordi Bordas, consejero de ERC en Ciutat Vella, recuerda bien aquellos años que fueron “el origen de muchas cosas”. Admite que resulta curioso que el hotel se inaugure con Colau en el ayuntamiento, pero recuerda que se trata de un proyecto aprobado en tiempos socialistas que nada tiene que ver con Barcelona en Comú. Ni este, ni las cerca de mil camas que abrirán en los próximos meses y que corresponden a licencias otorgadas antes de la moratoria de permisos de alojamiento turístico dictada por la alcaldesa en julio del 2015, a los 15 días de tomar posesión.

Aquella reivindicación de Magdalenes alimentó e inspiró movimientos contemporáneos tan conocidos como la Plataforma de Afectados por la Hipotecaque echaría a andar en febrero del 2009. En ese mismo 2006 se constituyó el colectivo V de Vivienda, que permitió conocer a la Colau más histriónica, disfrazada de superheroína en defensa del derecho a un hogar digno. En la memoria, el acto electoral de Imma Mayol en el 2007 que la actual alcaldesa reventó con su capa amarilla y su antifaz. Y ahí va otra ironía: la entonces candidata de ICV presentaba ese día el proyecto de tranvía por la Diagonal que ahora Colau intenta sacar adelante.

"NO TIENEN LA CULPA"

Maria Mas, miembro de la asociación de vecinos del Casc Antic, cree que tirar aquella casa “fue una vergüenza”, y que la alcaldesa “no tiene culpa ninguna y hace lo que puede teniendo en cuenta todo lo que se encontró ya aprobado”. “En la última etapa de Trias se dieron licencias deprisa y corriendo, un escándalo total”, considera esta veterana activista vecinal.

La hemeroteca permite recuperar imágenes de aquellos tiempos que ahora resultan impagables, como la de Gala Pin disfrazada de paella contra la invasión de forasteros en Barcelona o la de Colau participando en una cacerolada en contra del desalojo frente a la sede del distrito. También a través de un video de BTV se pueden recuperar las opiniones de Águeda Bañón, actual directora de comunicación del consistorio y voz acreditada del posporno en Barcelona, sobre la necesidad de crear una "cooperativa de vivienda". No fue posible, y del proyecto de Magdalenes se pasará a las 'muffins' del Catalonia Magdalenes.

MALDITAS FIESTAS

Cesar Pozo preside la asociación de vecinos de Magdalenes y no guarda un recuerdo de postal de los años de la ocupación. Se acuerda de las "insoportables fiestas de los fines de semana" y de alguna ocasión en la que se acercó a reñir a los jóvenes y la actual responsable de Ciutat Vella salía y le prometía que haría llegar su mensaje. "No sé la cantidad de gente que había ahí, pero la convivencia fue fatal", se queja Pozo. 

Todos tenemos un pasado, y el de Colau parece mantener cierta coherencia en el tiempo presente, aunque con otras formas, desde otra posición, con otro lenguaje. La alcaldesa aparecía citada por primera vez en un artículo de EL PERIÓDICO el 14 de junio del 2003 en el que se hablaba de un joven imputado por altercados en una cumbre del G-8 en Suiza. Colau se encadenó junto a ocho activistas en el consulado griego. El texto le atribuye una sola frase, premonitoria: “Nos vamos a quedar indefinidamente”.