HABITACIONES CON PERSONALIDAD

El diseño y la calidad llegan a las pensiones y los hostales de BCN

Una foto de BCN da la bienvenida a la Blanc Guesthouse, en Tuset.

Una foto de BCN da la bienvenida a la Blanc Guesthouse, en Tuset.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Los hoteles son noticia habitualmente en Barcelona: por la llegada de cadenas internacionales, por los llenazos y precios cada vez que hay un gran congreso, por convertir sus terrazas en epicentro de la vida social barcelonesa en verano, por fichar grandes chefs en sus restaurantes... y por expandirse sin tregua en la última década. Pero a su lado, otra oferta de alojamiento histórica ha librado una revolución mucho más silenciosa para ponerse al día en los últimos años. Se trata de las pensiones hostales de la ciudad, más de 250 establecimientos, muchos de los cuales han sufrido espectaculares transformaciones.

No disponen de espacios comunes, azoteas, ni 'spas' que se abran a la ciudadanía, por lo que su singladura es mucho más discreta. Algunos son espacios con historia que ahora han puesto al día una nueva generación de propietarios, mientras que otros son nuevas iniciativas de emprendedores que buscan ofrecer un alojamiento muy próximo, pero profesionalizado y que nada tiene que ver con el fenómeno de los pisos turísticos o las habitaciones por días en domicilios privados.

EIXAMPLE Y CIUTAT VELLA

El listado de la oferta local constata que están repartidos a lo largo y ancho de la ciudad, aunque los distritos del Eixample Ciutat Vella concentran la mayoría de las propuestas. Suelen ser establecimientos de pequeño formato. Pero la gran diferencia con el pasado es que antes suponían la oferta más modesta de la ciudad, con muchos ejemplos rancios y solo aptos para bolsillos reducidos. Pero el boom turístico de Barcelona y los grandes portales de reservas por internet han hecho que la mayor parte de los operadores se pongan las pilas para ser competitivos y para sacar más partido de ese filón. Manuel Baena, responsable del Gremi d'Hotels de Barcelona, al que están asociados muchos hostales y pensiones, destaca que en poco tiempo ha habido muchas renovaciones «para adaptarse a nuevos criterios de calidad e imagen, para ser más modernos y atractivos». Y, muchas veces, con consignas de sostenibilidad. Una reforma que incluye una apuesta decidida por las tecnologías. Cualquier pensión moderna cuenta con wifi, por ejemplo.

No obstante, coinciden dos corrientes en pensiones y hostales (que la Direcció General de Turisme sitúa ya en un mismo grupo hostelero, pero que muchos operadores mantienen como denominación por tradición): los que simplemente se han actualizado para tener una estética moderna, y ofrecen precios más asequibles que un hotel; y aquellos que se denominan hostales, pensiones o 'bed & breakfast deluxe' (una figura no reconocida en Catalunya pero que algunas pensiones utilizan para ser identificadas por el cliente internacional como alojamiento de proximidad) pero que tienen tarifas similares a los de hoteles de varias estrellas. «Es frecuente encontrar ejemplos de más de 100 euros la noche», matiza Baena.

UN PLUS DE SINGULARIDAD

Y es que aunque estos últimos no cumplan con la oferta (bares, restaurantes, recepción, servicio de habitacionevice...) que pueda exigir la categoría de hotel, sí ofrecen un plus en cuanto a diseño, singularidad de las habitaciones,calidad, trato personalizado... Es el caso, por ejemplo, del Anba Bed & Breakfast Deluxe, en plena ronda de Sant Pere. Sus siete habitaciones están en un principal, que hasta hace cuatro años acogió oficinas, pero no solo ofrece habitaciones de 25 a 30 metros cuadrados, un jardín chillout y un interiorismo chic. «Los acabados son de lujo y el trato es superpersonalizado», explica su directora, Noemí Benito, que ha pasado de trabajar en un hotel de 200 habitaciones a liderar este proyecto que busca «calidez e intimidad para que uno se sienta como en casa, pero con muchos lujos». Los precios se mueven entre los 160 y los 200 euros, pero el confort es casi el de un hotel de lujo. Eso sí, sin spas ni restaurantes.

En la misma línea pero más asequible, Beatriz Planet capitanea desde el 2011 una pensión a la que llama 'bed&breakfast' y que consta de 11 habitaciones en un primer piso de la calle de Tuset. El Blanc Guesthouse era un viejo hostal que compraron y renovaron con encanto, manteniendo su estructura. Ha logrado hacerse un hueco entre turistas sobre todo asiáticos y americanos que lo han posicionado muy bien en los buscadores de internet, tras pagar de 55 a 67 euros según temporada en habitación con baño compartido, hasta 99 en la que lo tiene privado.

Uno de los casos más destacados es el Hostal Grau, en la calle de Ramelleres. Tras dos años de obras, Mònica Grau, tercera generación hostelera, derribó casi por completo el viejo hostal para crear un espacio que prima la sostenibilidad, donde hasta las camas son orgánicas y creadas a mano, libres de pvc. Está a punto de lograr la Gold Leed Certification, y por fin comienza a notar que el huésped que recibe no lo elige por ubicación, sino por apreciar esos valores eco que hay detrás, amén de muebles recuperados artesanalmente y muchas piezas de históricas masías. Sus 26 habitaciones, fiel reflejo de la filosofía verde que implica ahorros de agua y energía y protección medioambiental tienen un precio medio de entre 100 y 140 euros, detalla.

VISTAS A LA RAMBLA

Como el Hostal Goya, de una estrella, en Pau Claris, datado de 1952 y que en el 2008 sufrió su última reforma para convertirse en un espacio moderno y confortable, con 19 habitaciones que atraen especialmente a huéspedes asiáticos y estadounidenses. Apuntan al «trato directo» y cálido, lo que los distingue, pese a que podrían tener calificación de hotel de no ser porque se accede desde una escalera de vecinos. Y porque sus precios se mueven entre 90 y 112 euros.

Para Monste Bou, en cambio, fue toda una aventura hace dos años convertir un piso de 300 metros cuadrados en La Gran Casa Bed & Breakfast, en Diagonal con Muntaner. «Lo nuestro es un B & B auténtico», cuentan, porque conviven con el viajero, dando una experiencia «muy próxima» y «calma y reposo en el corazón de Barcelona». Con 4 habitaciones con baño y balcón, atraen a un viajero de clase media alta de más de 30 años y dispuesto a pagar entre 120 y 190 euros, según la temporada y la dimensión del cuarto. Y a ver la ciudad con otros ojos.

La lista de renovaciones de alto impacto incluye diversos casos en el corazón de Ciutat Vella, como el Hostal Mare Nostrum, en la calle de Sant Pau, algunas de cuyas habitaciones se asoman a la Rambla. El antiguo establecimiento luce ahora parquet, doble acristalamiento de ventanas, aire acondicionado, televisores de pantalla plana... a un paso de la Boqueria.