Balance de dos años del mandato de colau

Ellas mandan (distinto)

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Se agotaba el anterior mandato y ella, en aquel momento aún más joven, era concejala de la oposición. Él, hombre fuerte del partido de gobierno, mano derecha del entonces alcalde y su predecesor al frente del área de Urbanismo, pese a en ese momento ni sospecharlo, escribió un libro. Un libro en el que hablaba de ella -dio a un personaje sus rasgos físicos-, que le dedicó y 'tuvo el detalle' de llevarle al despacho. "Me enfadé. La dedicatoria era, además, en un tono un poco subido... Y él aún bromeaba en público con que cómo me podía enfadar, que tenía que estar agradecida", relata la hoy teniente de alcalde Janet Sanz. "Recuerdo haber pensado mucho qué hacer, si lo explicaba... pero me sentí sola. Sé que esta situación, ahora, se habría resuelto distinto. Somos más y estamos más empoderadas. Sé que hoy le cuento esto a la alcaldesa y se lía la de San Quintín".

Romper el silencio, no dejar pasar ni una actitud machista, es uno de los rasgos distintivos del actual equipo de gobierno municipal, que estos días cruza el ecuador del mandato. Un gobierno que la alcaldesa Ada Colau -la primera en la historia de la ciudad- definió desde el primer día como feminista, en el que ocho de los <strong>15 concejales son mujeres</strong>, seis de Barcelona en Comú más las dos socialistas. "Denunciar esas situaciones en primera persona es una manera de hacer que algo que sucede desde hace siglos, que vivimos en una sociedad machista y patriarcal, sea noticia", señala la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, quien hizo público en su perfil de Facebook varias actitudes machistas protagonizadas por directivos "de más de 40 con corbata"

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MIRADA DE GÉNERO

Una conciencia de que ha llegado la hora de decir basta que se respira, también, cuentan, entre las concejalas de la oposición. "Después de publicar el episodio del comité ejecutivo de Turismo, me mandó un mensaje una concejala de la oposición con la que he tenido fuertes discusiones políticas mostrándome su apoyo", subraya Pin. "Seguramente porque vienen de partidos en los que les ha costado mucho que se las reconociera -añade Sanz- ellas son plenamente conscientes de la situación". Asiente la socialista Carmen Andrés, concejala de Infancia, Juventud y Personas Mayores.

Más allá de responder a cada exabrupto (no se ha cansado de hacerlo la propia alcaldesa cada vez que el Félix de Azúa de turno la ha mandado a servir a un puesto de pescado), uno de los cambios que ha comportado la llegada de este gobierno es la introducción de una mirada de género sobre todas sus acciones. Un cambio en el relato. "Se ha convertido en una política troncal, que tiene el objetivo de impregnar todas las áreas", apunta Laura Pérez, concejala de Feminismos y LGTB, concejalía de nueva creación.

Pérez tiene claros los retos para la segunda mitad de mandato. "Es imprescindible seguir trabajando en el reconocimiento de que <strong>los cuidados son parte de la economía</strong>", señala. Otro, a sus ojos igual de importante, es la lucha contra la violencia sexual. "Tenemos una cantidad de violaciones elevadísima en la ciudad. No puede ser que una de cada cuatro mujeres haya sufrido una agresión sexual", expone la concejala de Feminsimos. La edila destaca también el apoyo en este campo de la CUP a hora de llevar a cabo esas políticas y la importancia de la proyección internacional que da a esas políticas que esté al frente del consistorio una personalidad como la de Colau, aún de baja maternal, quien accedió a hacerse las fotografías que acompañan este reportaje aprovechando una visita a Sant Jaume. 

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CAMBIO EN LAS HEGEMONÍAS

"Una sola mujer no puede feminizar la política. Hacen falta muchos liderazgos femeninos, y este gobierno los tiene. No solo la alcaldesa o las concejalas, también las comisionadas", introduce la teniente de alcalde Laia Ortiz, máxima responsables de los Servicios Sociales, que esta feminización ha puesto en el centro de la agenda política. "Para mí la feminización de la política tiene también que ver con poner en el centro la cotidianidad. El día a día de las personas. Aquello que nunca se había sido importante", prosigue Ortiz, convencida de que se está produciendo un cambio en las hegemonías. "Hace cinco años -señala- hablar de <strong>la necesidad de reducir la contaminación</strong> y de hacer una ciudad más vivible era solo cosa de cuatro ecologistas. Hoy es una idea de consenso". 

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Fruto de esa mirada femenina sobre la ciudad, más inclusiva, insisten, surgen apuestas como las para muchos indigestas supermanzanas. "Se trata de intentar generar una jerarquía distinta en el espacio público", reivindica la concejala de Urbanismo. "El espacio público ha estado siempre pensado para la gente que se mueve en coche por la ciudad, que normalmente son hombres que van a trabajar a determinados entornos, como polígonos que no tienen conexión con transporte público, por ejemplo. El reto es pensar cómo situamos a las personas que van a comprar, las que van a buscar a sus hijos al cole, y a esos niños y niñas", prosigue Sanz.

ASUNTOS PENDIENTES

Sobre cómo se vive la contradicción aparente que supone hablar de poner la vida y los cuidados en el centro estando al frente de una institución tan absorbente como el gobierno en minoría de una gran ciudad, Ortiz lo tiene claro: mal. "Si alguna cosa me ha hecho llorar desde que estoy en el ayuntamiento es la impotencia de no ver lo suficiente a mi hija, que tenía ocho meses cuando entramos en el gobierno", se sincera la teniente de alcalde. "Es una contradicción -prosigue- que aún no hemos sabido resolver".

Andrés -concejala socialista desde el año 2007- le enfada y angustia -lo segundo antes más que ahora- tener que dar explicaciones sobre ese asunto. "Cuando acabas muy tarde de una reunión siempre te preguntan cómo lo llevan tus hijos. A un hombre jamás le hacen esa pregunta", reflexiona. La clave sería intentar no acabar las reuniones tan tarde, apunta convencida Sanz. "Eso también es feminizar la política. Nosotras vamos más al grano. Somos más prácticas. Optimizamos el tiempo porque valoramos más nuestra vida privada. Ellos disfrutan más escuchándose", concluye la edila, para quien uno de los orgullos del legado de estos dos primeros años de mandato es que en las audiencias públicas infantiles las niñas digan que quieren ser alcaldesas o concejalas, algo (casi) inimaginable años atrás.