UN SÍMBOLO DE BARCELONA

¿Está en peligro el Tramvia Blau?

ERC inicia una campaña para salvar el mítico ferrocarril de la avenida del Tibidabo e insinúa su desaparición

El Tramvia Blau, en la plaza de Kennedy, ante el edificio de la Rotonda.

El Tramvia Blau, en la plaza de Kennedy, ante el edificio de la Rotonda.

Carlos Márquez Daniel

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La palabra tranvía arrastra en Barcelona un gafe terrible desde que en el 2010 se celebrara la consulta de la Diagonal. Fue un invento del entonces primer teniente de alcalde, Carles Martí, que se saltó varias pantallas políticas en materia de participación ciudadana. Aquello le costó el cargo como mal menor para el alcalde Jordi Hereu, que un año después perdería las elecciones ante Xavier Trias después de tres décadas de soberanía socialista. Han pasado ocho años y todo lo que tiene que ver con el ferrocarril urbano sigue destilando mala leche, opiniones encontradas y una división política que poco o nada tiene que ver con los aspectos técnicos de la cosa. Estos días, además, ha dado comienzo un 'spin off' de la materia con el Tramvia Blau como protagonista. TMB ha anunciado que lo cerrará de manera indefinida para acometer una reforma integral de la infraestructura. Hay quien cree que podría desaparecer. 

Quedan pocas cosas sagradas en la capital catalana. En el apartado de fauna y flora tuvimos a Copito de Nieve y a Ulises, esa orca que tuvo que irse pitando a Estados Unidos porque ya no podía ni darse la vuelta en la piscinita del zoo. Al primate, traspasado en el 2003, se le llegó a prometer una avenida con su nombre (gracias, Joan Clos), pero nada. Universidades y centros de investigación se repartieron al gorila después de hacerlo pechugas, incluido el epidídimo, la sala de espera de los espermatozoides en el aparato de reproductor. Valiosa pieza si se tiene en cuenta que el campeón tuvo 21 hijos. 

En cuanto a edificios, la cosa ha ido más por barrios. Ese bar emblemático, esa tienda de toda la vida. Malos tiempos para todos ellos en una era en la que la ley he hecho volar por los aires los alquileres comerciales de renta antigua. Quizás el símbolo sea la Pedrera, porque la Sagrada Familia es como Cristiano Ronaldo: o lo adoras o lo no puedes ni ver. 

Decano de Europa

El Tramvia Blau está en la categoría de otros. Ahí también tendrían cabida el avión del parque de atracciones del Tibidaborestaurado el año pasado, el dragón de Gaudí del parque Güell y las Golondrinas del Moll de la Fusta. Dejamos los templos religiosos a un lado, incluidos los futbolísticos. El caso es que el ferrocarril de la avenida del Tibidabo, inaugurado en 1901 por el riquísimo doctor Andreu, y a día de hoy uno de los más antiguos de Europa, presenta serias deficiencias estructurales. Al margen de que no había sido objeto de una mejora integral desde 1981, cuando TMB pasó a hacerse cargo de su explotación. 

Llegamos por fin a la actualidad. Anunciada la intención de renovar las vías y la catenaria, moviéndolas a los extremos de la calle, la empresa pública de transportes, por todo lo explicado del gafe y los símbolos, ha abierto una ventana a la perspicaz política. Lo único que se sabe es que a finales de enero, el Tramvia Blau dejará de circular para que se pueda acometer la obra. ¿Pero dónde está el proyecto? ¿Se mantendrá la hilera de aparcamientos? Y lo que es más importante, ¿cuánto tiempo está previsto que la ciudad se quede sin su estimado convoy del Tibidabo? Cuando se toca algo tan nostrat, nostratsiempre es recomendable dejar poco margen a la imaginación. 

¿Dudas razonables?

El grupo municipal de ERC es quien más ha alimentado las dudas sobre el futuro de este transporte básicamente usado por turistas. Han creado una página web en la que recogen firmas -ya son 16.697 los ciudadanos que han aportado su dirección de correo a la base de datos de Esquerra- para, dicen, "salvar el Tramvia Blau". Incluso se han llevado a su líder, Alfred Bosch, a la plaza Kennedy para grabar un vídeo con una tierna melodía de guitarra. "No sabemos cuando volverá, si es que vuelve. Tenemos que hacer lo imposible para que no lo perdamos", desliza. ¿Sabe algo ERC que el resto desconocemos? ¿Está realmente en peligro? Las otras fuerzas políticas han sido algo más racionales y menos emocionales, reclamando tanto un calendario como detalles de la reforma.

Solo falta que alguien vincule este tranvía con el que el gobierno de Ada Colau quiere colocar en la Diagonal para unir el Trambaix y el Trambesòs. Para los que necesitan argumentos, ahí va uno. En diciembre del 2010, este diario se hacía eco de un proyecto de la UPC que instaba al ayuntamiento a sacar mayor rendimiento al atractivo histórico del tranvía que sube hasta la plaza del Doctor Andreu. Entre otras cosas, proponía que las vías subieran hasta la Carretera de las Aigües, puesto que la conexión con este popular paseo de Collserola es nefasta por la calzada y desconocida entre la maleza que queda detrás del funicular. Àlvar Garola era uno de los investigadores que estaban detrás de aquella idea. ¿Y quién trajo Barcelona en Comú la semana pasada a la comisión del tranvía por la Diagonal para defender la viabilidad económica del proyecto? Efectivamente: Àlvar Garola. Cuidado con el gafe y los símbolos.