La venta ambulante no regulada
Una cooperativa de manteros lleva un año ofreciendo empleo
Óscar Hernández
Periodista
Óscar Hernández
Fatu Mbaye llegó hace ocho años a Barcelona. Esta senegalesa, licenciada en Márketing, tuvo que pasar seis años de su juventud haciendo de mantera y sufriendo una dificultad doble: dedicarse a una actividad ilegal y ser mujer sin papeles en un país extraño. Pero ahora, ya regularizada, preside la cooperativa Diomcoop, cuya primera sílaba significa en Senegal coraje y fuerza, algo necesario para vivir en un mundo lleno de dificultades.
"Ahora me siento bien, pero los ocho años sin papeles sufrí de todo: me quitaron el dinero que había ganado, me metieron en un calabozo, me arrebataron lo que iba a vender y hasta la policía me desnudó en el lavabo de un restaurante para ver si llevaba dinero encima", explica la presidenta de Diomcoop, cooperativa creada hace un año con el impulso del Ayuntamiento de Barcelona y el asesoramiento de Barcelona Activa para dar una oportunidad a los manteros. Ya son 15 socios con trabajo estable y medio centenar que han obtenido trabajos eventuales.
"El ayuntamiento tenía que buscar vías para solucionar lo de la venta ambulante y se buscó un modelo de intervención socioeconómica para tratar el problema desde tres necesidades: renta, ciudadanía y relación con la comunidad", detalla Elisenda Vegué, de Barcelona Activa. A finales del 2017 se creó la cooperativa tras el buen resultado de otra similar, Diombar, en la que trabajan inmigrantes que se dedicaban antes a la recogida de chatarra.
Nuevos proyectos
En el caso de Diomcoop, lo que hace un año empezó como una pequeña empresa que vendía ropa llamativa con telas traídas de Senegal y confeccionada en Barcelona, incluso por exprostitutas que colaboran con el proyecto, se amplió enseguida a la elaboración y venta de comida senegalesa en ferias y sigue con la oferta de servicios múltiples. "En las fiestas de Gràcia contratamos a 40 personas para vigilar los decorados y las aglomeraciones de gente en las calles", cuenta orgulloso Baye Ababacar, otros de los socios senegaleses de Diomcoop.
La cooperativa se encarga de localizar a los candidatos entre los manteros y de ofrecerles cursos (de patronaje y de seguridad, por ejemplo). "Con estos proyectos hemos sacado de la manta a varias personas, a las que dignificamos, y hacemos que cambie la mirada del resto de la sociedad", añade Ababacar.
Los 15 socios y las personas que contratan como colaboradoras ya han participado en importantes eventos y fiestas. Además de las de Gràcia, han colaborado con el mercadillo de Palo Alto, en Poblenou, y en fiestas populares de Besòs Mar. "Y nos han encargado un cátering para mil personas para dentro de unas semanas", dice Ababacar.
Por una vida mejor
Para Xavier Roca, del equipo municipal de Coordinacio d’Espai Public i Drets Socials, queda trabajo. "Cuatro educadores registran a pie de calle los vendedores ambulantes que hay y analizan sus necesidades –explica–. El ayuntamiento les ayuda a regularizarse y les ofrece vías para dejar la manta".
"Nosotros vinimos a Barcelona para encontrar una vida mejor y al principio ves en la venta ambulante la única salida porque no tienes papeles para trabajar. Pero no nos queremos dedicar a eso", cuenta Pape Dop, otros socio de Diomcoop y exmantero mientras enseña los diseños de prendas que preparan para la próxima temporada.
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