La cooperativa de la chatarra cumple un año

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Las de Marieme Diama Mariam Drammeh son las primeras caras que uno encuentra al llegar a Alencop, en una escondida nave industrial en la calle de Santander, en el barrio del Besòs. Se encargan de la atención al público desde el pasado mes de mayo. Sus caras son, además, las de uno de los pequeños éxitos -la incorporación de mujeres al proyecto- de la cooperativa de chatarra que levantó la persiana  el verano pasado tras un larguísima gestación. Marieme, senegalesa, y Mariam, gambiana, son dos de las 15 nuevas personas que se han sumado a la iniciativa, en la que ya trabajan 30 personas, nacida para buscar una salida a los subsaharianos desalojados de la nave de Puigcerdà, en Poblenou, en el 2013.

Alencop es la materialización de lo que durante años fue una entelequia: una cooperativa para que los cientos de subsaharianos que recogían chatarra en las calles de la ciudad lo hicieran de forma legal, organizada y digna. La búsqueda de una solución "desde un punto de vista social para un problema social", algo tan en boga en el discurso oficial estos días, en pleno debate estival sobre el 'top manta'. Un año después de su apertura, Guillermo Rojo y Jesús García, coordinadores de la iniciativa por encargo del Ayuntamiento de Barcelona, hacen balance. Es obvio que la cooperativa no ha sido una solución ni mágica ni universal para los subsaharianos de los asentamientos - ha servido para 30 de los 300 desalojados-, pero "está sirviendo de laboratorio para explorar nuevas vías de inserción huyendo del asistencialismo", apuntan los coordinadores. "Es la primera vez que se está intentando. Que es una realidad. Nos invitan a congresos internacionales para explicarlo", destaca García. Es una experiencia pionera, y funcionan por el sistema de ensayo-error.

LA VICTORIA DE LOS PAPELES

"Solo por el hecho de haber permitido que 20 personas hayan regularizado su situación ya podríamos decir que el proyecto ha sido un éxito", señala Rojo. Muchos de ellos han podido volver a su país a visitar a sus familiares por primera vez desde que llegaron a Barcelona, la mayoría hace años. Menos los tres fundadores de la cooperativa, que tenían que tener los papeles en orden por una cuestión administrativa para poder registrarla, el resto los han podido lograr gracias a formar parte de ella.

Empezaron 15. Ahora han entrado 15 más. No porque les desborde la demanda, sino porque ya estaba convenido así con el ayuntamiento. "No se trata solo de autoocupación. También engloba la vivienda y la manutención", expone García. Rojo destaca la importancia de la implantación en el territorio. "El ayuntamiento impulsó la cooperativa por la presión que ejercieron la asamblea solidaria con los asentamientos y la asociación de vecinos del Poblenou", recuerda. 

PROYECTOS DE FUTURO

Calculan que para que la iniciativa sea viable económicamente necesitan un recorrido de cuatro años y confían en que el gobierno municipal de Ada Colau (el proyecto nació con el de Xavier Trias) haga suya la idea y apueste por ella hasta lograrlo. Propuestas no les faltan para ampliar líneas de negocio: ampliar los puntos de recogida -ahora trabajan solo en el distrito de Sant Martí (van en bici)- e ir hacia la gestión de residuos -ahora solo los recogen en las viviendas y los llevan hasta un punto verde. "Queremos ir también hacia la reparación y la venda de segunda mano, ya que mucha gente nos llama para que recojamos electrodomésticos que ya no quieren pero que o aún funcionan o con una pequeña reparación lo harían", señala Rojo.

La concejala de asuntos sociales, Laia Ortiz, destaca que la cooperativa fue "una salida colectiva a un problema colectivo". "Nos gusta la apuesta por una economía social y cooperativa. Alencop es un referente en innovación social", subraya la edila, antes de añadir que ahora el camino es "buscar un horizonte de sostenibilidad económica".

Sobre esa "sostenibilidad", los coordinadores del proyecto señalan los beneficios no tan tangibles del mismo: las 30 personas que trabajan en la cooperativa ya no recogen chatarra de forma ilegal y además cotizan a la seguridad social. El principal servicio actual de Alencop es la recogida a domicilio de electrodomésticos estropeados o en desuso, lo que evita, además, que se estos se tiren de forma inapropiada a la basura o se dejen tirados en la acera de cualquier manera.

Como trabajan a demanda, además, es vital para ellos que se les conozca. Que les llamen. Por ello intentan participar en las iniciativas populares del barrio. Están en la mesa del Eje Pere IV -uno de los principales retos de la zona- y participaron en la fiesta mayor. 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Balance del plan\u00a0de asentamientos","text":"Durante el 2015, la Oficina del Plan de Asentamientos Irregulares (OPAI) atendi\u00f3 a 196 personas, 46 de las cuales eran nuevas incorporaciones y 150 ya fueron atendidas en el 2014. La OPAI se plantea como nuevo reto el flujo creciente de personas del Este, principalmente rumanas, con caracter\u00edsticas comunes de indocumentaci\u00f3n, grandes tasas de analfabetismo, desconocimiento de la lengua o encontrarse en un vac\u00edo legal, ya que ni son inmigrantes extracomunitarios ni cumplen las condiciones para obtener un permiso de trabajo."}}