ASIGNATURA PENDIENTE

Barcelona retirará este año la estatua del negrero Antonio López

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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La estatua del negrero Antonio López que domina la plaza que aún lleva su nombre, donde termina la Via Laietana, tiene los días contados. Así lo ha anunciado el comisionado de Programas de Memoria, Ricard Vinyes, en la presentación de las actuaciones que el gobierno local plantea para la olvidada arteria. La estatua será retirada antes de que termine el año, momento en el que se abrirá un concurso profesional de ideas para dinamizar el espacio y "resignificarlo", haciéndolo más amable al vecindario, dada la falta de zonas verdes en el distrito.

En el marco de esa "resignificación" se incluye el cambio de nombre del enclave. Ni Vinyes ni la concejala del distrito, Gala Pin -los dos representantes municipales que han presentado la medida-, han querido hablar de sus preferencias en cuanto a nombres alternativos. La lista de candidatos es larga. De Nelson Mandela, el representante más universal, a Idrissa Diallo, el símbolo localIdrissa Diallo,.

El destierro de Antonio López es una reivindicación que viene de lejos, como viene de lejos, y con algo de retraso, el compromiso del gobierno local de iniciar el proceso de sustitución y "reparación". En verano del 2015 el predecesor de Vinyes, Xavier Domènech, anunció que, tras el poco activo periodo estival, abrirían un diálogo para elegir un nuevo nombre.

En los últimos años, varias entidades habían alzado la voz para denunciar que una ciudad como Barcelona siguiera -siga- homenajeando con una plaza -tan céntrica, además- y una estatua al esclavista, además de banquero. La apertura de la Via Laietana se financió en parte con el dinero de la banca creada por López con el dinero que amasó en Cuba con la venta de esclavos.

LOS ANTECEDENTES

SOS Racisme le pidió al entonces alcalde Xavier Trias que rebautizara la plaza con el nombre de Nelson Mandela con un doble objetivo. Por un lado, borrar el nombre del esclavista del nomenclátor, y, por el otro, reconocer la lucha antirracista. En febrero del 2015, en los últimos meses del mandato de Xavier Trias, el entonces concejal de Cultura, Jaume Ciurana, aceptó un ruego presentado por ICV que instaba a cambiar el nombre de la plaza "por el de un personaje femenino que se haya distinguido por su lucha por los derechos sociales". Sonó entonces el nombre de Josefina Piquet, una de las fundadoras de la asociación Dones del 36, fallecida en agosto del 2013. En su caso, el cambio debería esperar al menos un año, hasta que se cumplieran cinco de su muerte. Normas de la rígida Ponencia del Nomenclátor.

Sí cumpliría esta condición Idrissa Diallo, joven guineano que murió dos semanas después de su llegada a la blindada Europa, donde solo pasó 24 horas en libertad, la noche de Reyes del 2012, en una triste celda del CIE de la Zona Franca. Su muerte puso sobre la mesa las condiciones de vida en los centros de internamiento, y abrió el debate sobre su existencia.

El próximo 7 de junio se celebrará en la sede del distrito de Ciutat Vella un seminario sobre el monumento al esclavista y "la caracterización contemporánea de un momento". Pero que nadie sufra por una posible secuela del caso de Franco en el Born. La estatua ya tiene destino; será trasladada al Museu Frederic Marès, su autor. El autor de la actual estatua, de hecho, que no es la original. En 1936, los anarquistas convirtieron en balas -cuenta la leyenda- la estatua de bronce original, cogiendo el guante lanzado por 'La Campana de Gràcia' en 1884, meses después de su muerte.

MEMORIA GLOBAL

La actuación en la plaza de Antonio López se enmarca en un proyecto de memoria para toda la calle. "La apertura de la Via Laietana constituyó una de las operaciones urbanísticas más importantes del siglo XX y determinó en buena medida el desarrollo económico y social de la ciudad; pero también representó el desplazamiento de miles de familias y la destrucción de casi 600 inmuebles y de calles y plazas de la Barcelona medieval y moderna", apunta Pin. Con el objetivo de empezar a "generar ese relato" -explica la concejala-, trabajarán en dos ámbitos: la señalización informativa y la creación de rutas.   

La primera actuación concreta en esta línea será la colocación de unos plafones frente a la famosa comisaría del 43 de la calle, en los que se buscará "la manera más efectiva de dar a conocer la historia de la represión en Barcelona". En la calle, de momento. La comisaría sigue en activo. Aunque Vinyes no descarta ir más allá en una segunda fase.

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