LOCAL EMBLEMÁTICO

El penúltimo trago del detective Marlowe

La coctelería Gimlet del Born renace por el impulso de los discípulos de sus creadores

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Ignasi Fortuny / Barcelona

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El gimlet es un cóctel seco y frío que lleva ginebra y jarabe de lima. Es el trago favorito del detective Philip Marlowe, creado por el escritor Raymond Chandler en los años 30. Gabardina, sombrero de ala ancha, corbata y pitillo en la punta de los labios, fue interpretado en el cine por Humphrey Bogart. La emblemática coctelería Gimlet del Born debe su nombre al combinado popularizado por el protagonista de 'El largo adiós'. Un trío de socios y amigos, Juanra Falces, Javier de las Muelas y Nicolás Pulido, subieron la persiana de este local de la calle del Rec, 24 por primera vez el 1 de enero de 1980. "Éramos autodidactas. En aquel momento no había escuelas de hostelería y, mucho menos, de coctelería", recuerda Falces. 

Durante casi 40 años, el bar ha sido refugio de escritores, editores, demás fauna cultural y gente de profesiones liberales. De hecho, al abrir, uno de sus objetivos era que las coctelerías dejaran de ser consideradas para "gente rica y facha". Mariscal, Barceló o Peret, entre muchos otros, eran habituales del local, en el que también se dejaron ver durante su noviazgo la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. "Allí tenían intimidad, todo el mundo era igual de importante", explica Falces. Dos años después de inaugurarlo, De las Muelas abrió otro Gimlet en la zona alta (Santaló, 46) y Falces se quedó solo con el del barrio de la Ribera, que perdió su nombre original hace un tiempo por temas legales.   

Ahora, la coctelería renace de la mano de cuatro jóvenes: entre ellos, uno de los herederos y dos discípulos de quienes lo convirtieron en referente de la noche barcelonesa. Marc Pinotti, Pere Falces, Lorenzo Miglietta y Adrià Sánchez son los encargados de 'resetear' el bar, que ha resistido en el creciente entorno de mojitos de oferta y grupos de turistas que cantan por la calle. 

El sueño

Hace un par de años, Falces tuvo un sueño: "Yo me jubilaba y le dejaba el bar a Marc y a mi hijo, Pere". Marc ha sido desde el 2011 quien ha capitaneado desde la barra "el Gimlet de Juanra", como era conocido. "Es como un hermano pequeño, un hijo…", señala Falces. "Un maestro", califica Marc a quien ha gestionado el bar durante casi 40 años. Y por el camino, Marc conoció a Lorenzo en un lugar que nunca han frecuentado demasiado, un concurso de coctelería. Lorenzo es el segundo de los discípulos que cogen el relevo del Gimlet del Born. Este "alquimista de la coctelería", así lo define Marc, llevaba desde el 2012 trabajando en el Dry Martini con De las Muelas. Dos aprendices de los maestros de la nueva coctelería barcelonesa se juntan donde todo empezó.

El bar se tambaleaba, necesitaba un cambio. En los últimos años, la crisis económica había noqueado al cliente fiel, por lo general gente con profesiones liberales. Además, explica Falces, "el turismo había espantado a la poca clientela que teníamos". Y la especulación inmobiliaria ha hecho ‘desaparecer’ a muchos de los vecinos que acudían al bar. Eso también ha comportado el cierre de muchos establecimientos históricos. "Ahora hay mucho bar de cartón-piedra", denuncia Falces.

En este entorno, los nuevos propietarios, que han conseguido salir satisfechos -oh, ¡milagro!- de la partida inmobiliaria, tienen claro que el nuevo local es para la "gente que aprecie la ciudad". "Barcelona necesita sitios hechos por y para la gente de la ciudad", sentencian. ¿Su objetivo? "Ser un bar centenario".

Después de unos meses con la persiana bajada, a principios de noviembre vuelve el Gimlet, ahora Marlowe, con su acogedora barra de madera de abebai africano. Cambian el nombre y las personas, pero no la filosofía ni el trato. Como dice Falces: "El 'bartender' es un artista". Y el gimlet seguirá siendo su cóctel, el trago del detective Marlowe.

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