LAS 12 RUTAS DE 'DRAKCELONA'

La ciudad de los dragones

Un libro invita a conocer los 500 dragones que adornan fachadas, balcones, cimborrios, parques y farolas de Barcelona siguiendo 12 rutas. Es 'Drakcelona', de Josep Martínez.

DRAGONES 3 Arriba, de izquierda a derecha: portalón de la finca Güell, en Pedralbes, 15; dragón del Palau Baró de Quadras, en Diagonal, 373, y reja de Can Balaciart, en Pi i Margall, 55. A la izquierda, otro dragón del Palau Baró de Quadras.

DRAGONES 3 Arriba, de izquierda a derecha: portalón de la finca Güell, en Pedralbes, 15; dragón del Palau Baró de Quadras, en Diagonal, 373, y reja de Can Balaciart, en Pi i Margall, 55. A la izquierda, otro dragón del Palau Baró de Quadras.

BLANCA ESPACIO
BARCELONA

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«Muchos años antes de que hordas de turistas, tiendas de diseño y restaurantes de cocina molecular colonizaran temporalmente sus calles, Drakcelona ya era cuna y hogar de dragones». Así comienza Carlos Ruiz Zafón el prólogo deDrakcelona, el libro con el que Josep Martínez invita a descubrir los 500 dragones que adornan fachadas, puertas, parques, farolas, balcones y cimborrios de Barcelona siguiendo 12 rutas. Algunos son tan famosos como el que custodia la entrada del parque Güell o el dragón de los paraguas del pla de la Boqueria. Otros están tan escondidos que sorprenderán a los barceloneses más militantes.

El ojo experto del fotógrafo Josep Martínez empezó a rastrearlos hace cinco años. Primero sin un proyecto definido. «Me había instalado en Barcelona hacía poco y buscaba un elemento identitario de la ciudad que no fuera la Sagrada Família o Colón», cuenta. El nuevo icono estaba ahí desde siempre. Desde los tiempos deDracópolis Barcino, que diría Ruiz Zafón. Pero nadie lo había descubierto aún.

Martínez comenzó a buscarlos, a retratarlos, a inventariarlos, a documentarlos. El proyecto fue tomando cuerpo. Primero en forma de exposición. Luego con un libro de autoedición artesana del que vendió 50 ejemplares. Cuando el bestiario digital alcanzó el medio millar de criaturas de diversas variedades, ubicó sus emplazamientos sobre un mapa de la ciudad y de allí salieron 12 rutas diferentes que invitan a barceloneses y turistas a dar un paseo -una docena de paseos- para descubrirlos.

Con alas o sin ellas, malévolos o benéficos, la mayoría de estos animales mitológicos -de piedra, de forja, de yeso, pintados- son medievales o modernistas. El mapa de rutas es la prueba. Ciutat Vella y el Eixample concentran la mayor densidad de estas bestias fantásticas. El resto se encuentran desperdigados por territorios fronterizos de Sants, Gràcia, Sarrià. El más moderno es también el mayor. 30 metros de largo y 150 toneladas de una ferocidad que no engaña ni a los niños, que hasta hace poco pudieron deslizarse por su lomo en el parque de la Espanya Industrial. Los hay amenazantes, como el autóctono dragón de Sant Jordi, «menos frecuente de lo que cabría pensar, solo he encontrado una veintena», revela Martínez. Pero también pacíficos y protectores, ese tipo de dragón guardián del hogar -de ahí su presencia en los accesos de rejas, puertas y fachadas- tan usado en el pasado y olvidado por la nueva arquitectura. ¿Será que ya no necesitamos protección?