Patrimonio histórico de BCN

La Casa Lleó i Morera abre su señorial planta noble al público

La impresionante vidriera que creó Antoni Rigalt para alumbrar el comedor de la Casa Lleó i Morera, ayer.

La impresionante vidriera que creó Antoni Rigalt para alumbrar el comedor de la Casa Lleó i Morera, ayer.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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la Casa Lleó i Morera, el alegórico edificio modernista del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, que se encuentra en el paseo de Gràcia, 35, subiendo a la izquierda en la esquina con Consell de Cent, abrirá al públicio a partir del próximo lunes su planta noble de 400 metros cuadrados y su patio con esa fantástica vidriera con coloridos gallos, patos, ocas, moreras, limoneros y racimos de uvas que ocupa gran parte de la fachada interior.

La inmobiliaria Núñez i Navarro adquirió la finca a Inversiones Hemisferio, vinculada al grupo Planeta, en el 2006, año en el que se inició el proyecto de recuperación arquitectónica. Su primera opción fue destinar los pisos a lujosas oficinas de alquiler. La empresa Guess se afincó en el principal hasta febrero del año pasado, cuando la propiedad decidió «aportar más valor al paseo de Gràcia abriendo la planta noble al público», según informa Isabel Vallès, del equipo de Cases Singulars, entidad cultural que organiza las visitas en grupos de máximo 25 personas, de lunes a sábado, tras la compra de la entrada a 15 euros, que solo se puede adquirir en internet. Los primeros días, a modo promocional, costará 13,50 euros.

La finca es vecina de la Casa Amatller, planeada entre 1898 y 1900 por Josep Puig i Cadafalch, y de la Casa Batlló, obra realizada por Antoni Gaudí entre 1904 y 1906. Las tres forman la llamada manzana de la discordia, porque a principios del siglo XX tres de estos célebres arquitectos competían entre sí reformando y personalizando en la misma acera inmuebles señoriales que ensombrecieron a sus antecesores.

Esta primavera finalizará la rehabilitación del edificio de Puig i Cadafalch que se convertirá en un nuevo espacio museístico. Así, el 2014 pasará a la historia del patrimonio arquitectónico de la ciudad como el año en que por vez primera se podrán visitar, previo pago, los tres pilares del epicentro del modernismo.

MOBILIARIO EN EL MNAC / Las estancias del piso principal  de la Casa Lleó i Morera conservan los mosaicos romanos de Mario Maragaliano y Lluís Bru (por lo que no se puede entrar con tacones de aguja), algunas esculturas de Eusebi Arnau, los vitrales de Antoni Rigalt y artesonados de gran exquisitez, pero no el mobiliario. Las lámparas y los muebles originales creados por el ebanista Gaspar Homar forman parte de la colección permanente del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).

El encanto de la fachada se mantiene, a pesar de la amputación sufrida en sus adornos y en la planta baja en 1943, cuando Raimon Duran i Reynals la acondicionó para la tienda Loewe. En 1988 los arquitectos Óscar Tusquets y Carles Díaz emprendieron una reforma y restituyeron los pináculos y el templete de la cornisa, herido por el fuego de ametralladoras durante la guerra civil.

FLORES DE MORERA / En 1992 también se repusieron los leones y las flores de morera originales que decoraban la entrada, alusivas a los apellidos de los antiguos propietarios. Lo que no se ha recuperado son las esculturas de las musas. En 1943 se rompieron todas, solo se conservan dos deterioradas cabezas en el jardín del Teatro-Museo Dalí de Figueres. La leyenda dice que las salvó el portero de la finca que optó por vendérselas a Dalí.

La historia de la casa se remonta al año 1902 cuando Francesca Morera encargó a Domènech i Montaner la reforma integral de un edificio construido en 1864 legado por su tío Antoni Morera, comerciante de ultramar que falleció viudo y sin descendencia. Francesca no pudo ver la obra terminada. Murió en 1904, y fue su hijo, el médico Albert Lleó i Morera, quien supervisó el tramo final y dio nombre a la finca. Albert fue el director del laboratorio del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, obra también del célebre arquitecto. Su hijo Albert Lleó i Puiguriguer, estudió derecho, se ocupó de gestionar el patrimonio familiar y en  1943, vendió el edificio a la Sociedad Mercantil Bilbao.

El primer piso, el de encima del principal, estuvo alquilado entre 1915 y 1917 por el Real Círculo Artístico, y más tarde por el Casal de les Comarques Catalanes. En 1986 la planta noble fue ocupada el Patronato de Turismo. Y lo que hoy ocupa Loewe fue la sede de Pau Audouard, fotógrafo oficial de la exposición universal de 1888.

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