Un tesoro en casa

La obra de Puig i Cadafalch es una de las ocho de BCN reconocidas por la selecta Iconic Houses

Santiago Alcolea, en el salón del primer piso de la Casa Amatller.

Santiago Alcolea, en el salón del primer piso de la Casa Amatller.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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La Casa Amatller ya ha finalizado la reforma de su lujoso primer piso, que a principios del 2015 abrirá las puertas al público como espacio museístico. La vivienda que el arquitecto Josep Puig i Cadafalch reformó entre 1898 y 1900 por encargo del industrial chocolatero Antoni Amatller es uno de los interiores modernistas que conservan el mobiliario, los techos, el suelo, las columnas y la decoración original de principios del siglo XX. Por este motivo es uno de los tres inmuebles de Barcelona que en los próximos meses entrará en la exquisita lista de la asociación internacional Iconic Houses, en la que actualmente solo se encuentran nueve edificios de España.

Cuatro son de Antoni Gaudí: las barcelonesas La PedreraCasa Batlló Palau Güell el Capricho de Comillas, en Cantabria. La Casa Bloc, más de 200 viviendas construidas en 1933 en Sant Andreu por los arquitectos racionalistas Josep Lluís Sert, Joan Baptista Subirana y Josep Torres Clavé, es el cuarto inmueble de Barcelona elegido por esta institución. En la exclusiva lista también aparecen la Casa Broner (Ibiza), la Casa Museo de César Manrique en Lanzarotela Casa Masó de Girona y la Casa Gomis, edificada entre 1953 y 1963 por el arquitecto Antonio Bonet en el Prat de Llobregat.

REGISTRO / Natascha Drabbe, historiadora especializada en arquitectura, fundó Iconic Houses en el 2012 con el objetivo de proporcionar una plataforma que apoye a estas casas museo y vele por su conservación. La red aglutina 130 edificios, de 11 países. Más de la mitad son de Estados Unidos, como la Casa de la Cascada, de Frank Lloyd Wright. «Todas son del siglo XX, tienen libros publicados y son referentes arquitectónicos que se deben proteger», señala Drabbe. Además de la Casa Amatller, están en proceso de registro la Casa Lleó i Morera, de Lluís Domènech i Montaner, y la Casa Museo de Gaudí, construido por su discípulo Francesc Berenguer en el parque Güell.

La Pedrera albergará el 25 de noviembre el tercer congreso que promueve Iconic Houses. «Barcelona toma el relevo de Los Ángeles y Londres en esta cita anual en la que participan más de un centenar de profesionales especializados en la conservación del patrimonio del siglo XX», agrega Drabbe.

Santiago Alcolea, director de la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico, se muestra muy orgulloso de que la casa que el nieto del fundador de Chocolate Amatller encargó a Puig i Cadafalch entre a formar parte de esta asociación con gran presencia en las redes sociales (www.iconichouses.org). En 1941, Teresa Amatller, hija de Antoni Amatller, creó la fundación con la finalidad de conservar la casa y sus colecciones de cristal de la época romana y de fotografías, y también para propulsar la investigación de la historia del arte hispánico. Al no tener hijos, ella legó todos sus bienes a la fundación, que vela por el patrimonio desde su muerte en 1960.

«El señor Amatller era un hombre polifacético: viajero, artista, mecenas, empresario y representante de la burguesía ilustrada catalana, gracias a la que existió el modernismo. También fue coleccionista y fotógrafo. Captó imágenes de cada rincón de la residencia. Ello ha ayudado mucho a la hora de reformar la casa», considera Alcolea.

El objetivo es que los visitantes se adentren en la misma atmósfera que se respiraba en 1900, «con sus capiteles, su chimenea, los mosaicos de inspiración romana, las baldosas de mármol con un dibujo esmaltado en azul, la cerámica de cuerda seca, la exquisita marquetería, los estucos esgrafiados, las vigas de madera policromada y los muebles y las lámparas diseñados expresamente para la casa, que tiene una aire nazarí», enumera.

Tras el fallecimiento de la propietaria, el piso albergó la biblioteca con sus 30.000 libros y 400.000 fotografías, que desde el 2011 se encuentran en el segundo piso de la Casa Amatller, donde se ha iniciado el proceso de digitalización. «Se movieron los muebles. Nada más», precisa. Alcolea destaca que esta casa museo revalorizará el trabajo de los artistas y artesanos, como el cristalero Joan Espinagosa y el forjador Manuel Ballarín que colaboraron con Puig i Cadafach. «Tenemos todo documentado».