DEFENSA DE UN ESPACIO CULTURAL Y DE CREACIÓN

Can 60 se reivindica

Una clase de capoeira en uno de los espacios de la antigua fábrica, en el Raval.

Una clase de capoeira en uno de los espacios de la antigua fábrica, en el Raval.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si uno pasa por delante de los números 18, 20 y 22 de la calle de la Riereta difícilmente puede imaginar lo que hay tras esas decadentes fachadas, vestigio de un extinguido Raval industrial. «18, 20 y 22 suman 60; de ahí que el edificio se conozca como Can 60. Algunos dicen que el origen de la expresión 'ser un Can 60' viene de aquí; se ve que al dueño de la fábrica le encantaba la fiesta y esto era un caos», explica Quirze Serradell, de la asociación Capoeira Canigó, una de las entidades culturales, sociales, artísticas y deportivas que lleva décadas en el espacio.

Y ese saber disfrutar de la vida que caracterizó, según el saber popular, al dueño original de Can 60 pervive hoy en cierta forma en el edificio, una suerte de oasis cultural en el corazón del Raval. En los bajos, cuyo patio interior tiene algo de andaluz, trabaja Apip, una asociación para la promoción y la inserción profesional muy conocida en el barrio. En los pisos superiores, el espacio de danza experimental La Poderosa, Caopeira Canigó y varios talleres de artistas, desde ceramistas o fotógrafos. Pese al pésimo estado del edificio, en este se respira un aire bohemio y cosmopolita, berlinés, de ese que cada vez se paga más caro en la Barcelona de las franquicias.

En los últimas días las diferentes entidades del espacio se han unido en la Plataforma Salven Can 60 para pedir al ayuntamiento que «apueste por el lugar», en riesgo de desaparecer no solo por el deterioro de la finca sino porque la propiedad ha ido anunciando a los inquilinos que no tiene interés en renovarles el contrato. Recogen firmas en la web change.org para pedir al consistorio que les ayude a conservar el proyecto.

Reunión con la concejala

«Esto hay que protegerlo. El trabajo social y cultural que se hace aquí es muy necesario en un barrio como este», apunta Serradell, que se reunió la primera semana del mandato con la nueva concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, para presentarle el proyecto. «Se mostró interesada. Confiamos en que el nuevo consistorio se muestre sensible», explica el joven. «Lo que queremos ahora es reivindicar el gran trabajo que se hace en este espacio», apunta Volker Herrman, uno de los veteranos del espacio.

Virgine comparte taller en Can 60 desde el 2002. «Hemos tenido muchos problemas por la dejadez de la propiedad con el edificio, pero nos encanta este espacio, estar rodeado de otros artistas y de proyectos sociales; estar en el corazón del Raval con todo lo que eso representa», cuenta la mujer

Fuentes municipales aseguran que la propiedad está actuando de forma legal en cuanto a la no renovación de los contratos y que, en cuanto a la evidente dejadez del inmueble, este está incluido en el Pla Dintres, impulsado por el anterior gobierno para presionar a los propietarios de las fincas en peor estado del Raval para que las reformen.

La concejala Pin asegura que ha adquirido dos compromisos. Por un lado, comprobar si se puede catalogar el espacio desde un punto de vista arquitectónico. Y por otro, e iniciar un proceso de mediación con la propiedad para saber, primero, si ha vendido el edificio y, después, intentar que todos los contratos se alarguen hasta el 2017, año en que expiran los últimos, para ver si se pueden renovar «o encontrar otras vías para realojar las actividades».

TEMAS