ANIVERSARIO DE UN ESPACIO AUTOGESTIONADO DE REFERENCIA

Historia de la conquista vecinal de Can Batlló

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Además de la exposición fotográfica 'Adéu Can Batlló, Hola Can Batlló', que tiene el valor añadido de que documenta con imágenes muchos de los edificios que en poco tiempo serán historia, los actos de celebración del quinto aniversario del espacio vecinal son, como no podía ser de otra forma tratándose de este espacio, de lo más transversal.

El día grande es este sábado, ya que el 11 de junio es la fecha exacta del aniversario. Pero ya el viernes se programaron actividades, como un espectáculo de títeres para adultos en solidaridad con los titiriteros acusados de enaltecimiento del terrorismo (los fondos que recauden se harán llegar a la compañía granadina). Para este sábado programan el pase de un documental sobre la historia del lugar, una visita 'autoguiada' por el majestuoso recinto y actividades para niños organizadas por el espacio de crianza La Nau.  

LA HISTORIA

Can Batlló fue en el siglo XIX una de las más importantes fábricas textiles del país. En 1888, año de la Exposición Universal, disponía de 700 telares mecánicos, donde trabajaban 900 personas. El lugar fue episodio de escenas típicas de la época. El historiador del barrio Agus Giralt documenta en su blog 'Memòria de Sants' cómo en 1882 el director de la sección de tejidos de la fábrica fue asesinado como represalia por un despido masivo. Después de una breve etapa de autogestión por parte de los obreros en 1936, la dictadura franquista facilitó que el recinto acabara en manos de la familia Muñoz Ramonet. 

En los 60, con la crisis del textil, los Muñoz Ramonet cerraron la fábrica y convirtieron el recinto en una suerte de polígono industrial, alquilando los distintos locales a diferentes industriales. El último de los cuales el miércoles recogía las últimas cajas. En el plan general metropolitano de 1976, los 81.000 metros cuadrados del recinto se rectificaron como zona verde y equipamientos. Empezaron ahí 30 años de lucha vecinal para que esa calificación urbanística se convirtiera en realidad.

TICTAC

Tras décadas de reuniones infructuosas con el ayuntamiento, y de proyectos presentados y nunca ejecutados por el mismo, los vecinos pusieron una fecha límite. En junio del 2011 entrarían en el recinto, con llaves o sin ellas. Empezó ahí la campaña 'Can Batlló, tictac', que puso nerviosa a la propiedad -entonces aún de los Muñoz Ramonet- y al ayuntamiento, que negociaba con muchas dificultades la cesión. Finalmente y por los pelos -les entregaron las llaves días antes-, la entrada se hizo por las buenas este sábado hace cinco años, con una gran fiesta, en un ambiente similar al que quieren reproducir hoy.