BARCELONEANDO

Bicicletas que relinchan

Es un partido como los que juega el príncipe Harry, pero sin polos de marca, ni siquiera caballos. Se llama 'bike polo': se meten goles con mazas sobre una bici. Acaba de celebrarse un torneo internacional en un instituto del Poblenou

Ana Sánchez / Barcelona

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Indurain se le subiría el Danacol a la cabeza al verlos. Seis ciclistas persiguen una pelota con una maza en la mano. Es un partido de polo, como los que juega el príncipe Harry, pero sin príncipe, ni polos de marca, ni siquiera caballos. "Las bicis son más fáciles de mantener", dicen estos jugadores.

'Bike polo', lo llaman; 'bicipolo' en Latinoamérica. A 9 de cada 10 personas les sonará a helado con ruedas, aunque se juega en todo el mundo desde hace un siglo. Si se teclea en Google, aparecerán dos millones y medio de artículos, Wikipedia incluida.

Un deporte mixto

Juegan dos equipos: 3 contra 3. Da igual si eres hombre o mujer. Es un deporte "democrático", dicen. No excluye ni por género ni por edad. Ahí esta Lucía -12 años- quemando rueda con treintañeros. Ella se encoge de hombros. "Siempre he jugado con ellos".

Institut Maria Espinalt, Poblenou. Hoy se ven tantas bicis en el patio como en La 2 durante una siesta veraniega. Se celebra un torneo internacional de 'bike polo' dentro del festival Rueda. Compiten 12 equipos. Unas 40 personas con manillar. Ingleses, suizos, argentinos, alemanes, mucho francés -son los campeones del mundo-, hasta un australiano. Asiente Carlos Grey, el australiano. ¿Qué engancha? "La comunidad", responde. Lo repiten todos.   

Prohibido pisar el suelo

La cancha es de 40 x 20 metros; las porterías, de 1,80 por 1 metro de altura. Los partidos duran 12 minutos. El objetivo es el mismo que desde que empezó a jugar la humanidad: quien más goles marca, gana. Aquí hay que hacerlo conduciendo una bici con una mano. En la otra llevas un 'mallet' (así llaman a la maza, igual que en el polo). No puedes tocar el suelo con los pies. Si lo haces, estás en fuera de juego hasta que picas con el palo en una equis marcada en mediocampo.

La pelota es como la del hockey de patines, pero más pequeña y hueca. No rebota. Las bicis son compactas, robustas, aceleran rápido y tienen solo un freno. Se pueden comprar específicas de 'bike polo' (entre 600 y 1.500 euros), igual que los 'mallets' (55 euros), aunque hay mucho 'do it yourself'. Se ven palos de esquí con un trozo de tubería de plástico a modo de maza.

En Barcelona se juega desde el 2009. Quedan los lunes y los miércoles en la cancha de 'la aspirina' o en el CEM Ciutadella 

"Durante muchos años estuve haciendo bicis de 'bike polo'", recuerda Alejandro Carrillo. Aún vende equipación. Es uno de los 'bikepoleros' veteranos de Barcelona. Ha llegado a ser quinto del mundo. Es mexicano, 35 años, lleva 10 en Barcelona. Empezó a jugar a 'bike polo' en el 2009, con "la movida fixie", dice (esas bicis 'hipster' de piñón fijo que se frenan con los pies). Se juntaron hasta 40 biciadictos. Y un día probaron el 'bike polo'. "Cuando toqué la pelota, se arruinó mi vida -sonríe-. Entonces supe qué quería hacer el resto de mis días".

Ahora son 15, 20 jugadores, calcula Alejandro, aunque el grupo de Facebook Bike Polo Barcelona va por los 484 miembros. Ya han organizado aquí una decena de competiciones internacionales. "Tuvimos el Campeonato de Europa en el 2011", añade. Cada semana, quedan para jugar lunes y miércoles, entre nueve y media y diez de la noche, en la cancha circular de 'la aspirina' (cruce de Aragó, Diagonal y Marina) o en el CEM Ciutadella. Llevan bicis para dejar a quien quiera probar.

Más parecido al hockey que al polo

Lo que ellos juegan es Hardcourt Bike Polo. Es la versión que se reinventaron unos mensajeros de Seattle en los 90, explica Alejandro. Se practica sobre superficie dura (el original es sobre césped, como el polo con caballos). "En césped sigue siendo un deporte un poco de caballeros -apunta el mexicano-. No tienes contacto". El 'hardcourt', añade, es más parecido al hockey.

Se parece al hockey, sí, pero mantiene un aire equino. Si ves un partido, jurarías que las bicis hasta relinchan. Hacen caballitos, claro, giros con la rueda trasera en el aire, trotes, piruetas de bicicross. "Parece más complicado de lo que es", te animan. Pero da la sensación de que para jugar tienes que echar más horas que la canguro de Ana Pastor y Ferreras.

"Es una bici muy nerviosa", te advierte Alejandro antes de darte a probar la suya, como si hablara de una yegua. Tiene razón: te subes y el manillar hace un quiebro como si tuviera vida propia. Tardas varios minutos en mantener el equilibrio con el ‘mallet’ en la mano. Te bajas sin atinar a la pelota. "Los primeros días ni tocas la bola", le quita importancia Lucía, la niña de 12 años con callo de 30. Ella lleva jugando apenas año y medio.