10 barrios denuncian el olvido de la Meridiana, un muro físico y mental

Los peatones cruzan 26 largos metros de carriles de tráfico.

Los peatones cruzan 26 largos metros de carriles de tráfico.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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Estos días la avenida Meridiana está en boca de millones de personas; sin embargo, oh paradoja, es la gran olvidada de la capital catalana. Así lo denuncian de nuevo quienes allí viven, que son muchos, aprovechando el eco del tsunami de 'estelades' que ha recorrido la vía y que como nunca ha impregnado también unos balcones que se resistían más que otros al estallido de la reivindicación política multicolor. Hasta 10 asociaciones de vecinos de barrios que suman 262.000 habitantes a lo largo de cinco kilómetros han suscrito un manifiesto exigiendo de una vez una solución integral para esa «autopista urbana deshumanizada que es un muro innecesario, físico y psicológico». El nuevo gobierno de Barcelona en Comú asegura que asume la reivindicación y encargará estudios sobre unos cambios complejos que otros equipos han marginado desde la primera petición del 2007.

Los vecinos ya pusieron sobre la mesa de los dos últimos alcaldes, Jordi Hereu (PSC) y Xavier Trias (CDC), aunque sin éxito, la pacificación y reforma de una avenida donde todo es enorme, ya sea el mar de ocho anchos carriles de tráfico o los edificios barrera de hasta 15 pisos.

El manifiesto vuelve ahora a la carga para convertir la Meridiana en un eje cívico que supere el impacto de los 83.000 vehículos al día que se registran, por ejemplo, en la calle de Mallorca (solo por debajo de los 90.000 de la Diagonal), o de los 106.000 del cruce más lejano de Via Favència. La prioridad que tiene en todos los sentidos ese flujo frente al viandante, a pesar de la limitación formal de los 50 kilómetros por hora, altera según las entidades la convivencia de los barrios.

AGRAVIO

La reivindicación la suscriben las asociaciones del Clot-Camp de l'ArpaNavasLa SagreraEl Congrés i els IndiansVilapicina i la Torre LlobetaMeridiano CeroSant Andreu de PalomarSant Andreu Nord-TramuntanaPorta La Prosperitat. Ahí viven una multitud de barceloneses que tras tantos años tienen ya sensación de agravio frente a un diseño de autopista que «no ha evolucionado para ser parte de la ciudad como otras grandes avenidas reformadas recientemente».

«Queremos dejar de ser la Barcelona olvidada», proclama el documento dirigido al equipo de la alcaldesa Ada Colau. La Meridiana era mucho peor hasta la reforma de 1998. Entonces se suprimieron seis carriles laterales y se ampliaron las aceras hasta 11 metros. Un gran cambio que dejó, sin embargo, una calzada central de ocho amplios carriles, cuatro por sentido, de 26,5 metros en total incluida una mediana de apenas metro y medio. Es una distancia larga para más de un vecino, con ese refugio precario e intransitable en medio, que supone una barrera física, pero también mental.

Si no se puede culminar la travesía, la espera en el centro con los vehículos pasando casi a quemarropa es inquietante. Un turismo embistió hace cinco años en el cruce de Espronceda a un grupo de personas en una isla peatonal y mató a un niño. Entonces se instalaron en esos puntos algún palo metálico de protección y otros de plástico de disuasión. La sensación de fragilidad, no obstante, permanece, como señala Josep Barbero, presidente de los vecinos de La Sagrera. «La Meridiana es una tema prioritario que trataremos en unos días con la concejala del distrito Laia Ortiz», revela. «Nos parte en dos. Una cosa es el lado montaña y otra el mar. Cruzar requiere decisión», advierte.

GRAN RETO

Para Sant Andreu, la Meridiana es un muro aún más inexpugnable. El largo tramo de Fabra i Puig a Rio de Janeiro va sobre el cajón de Rodalies y solo se franquea en dos puntos, con escaleras y sin ascensor. Santi Serra, que preside la asociación de Sant Andreu del Palomar, dice que «hay que buscar la forma de convertirla en una vía de ciudad, accesible, con carril bici segregado para pacificar también aceras». La actuación debe ser «integral en favor del peatón, la bici, el bus, el arbolado y los espacios verdes», reclama.

Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo, responde: «Es un gran reto. Asumimos las peticiones con el distrito. Tienen fundamento e iniciaremos estudios para humanizar la avenida. Trabajaremos codo con codo con los vecinos, también para impulsar el transporte público».