Una historia imaginada

Manel Aisa se jubila después de un cuarto de siglo vendiendo libros en Sant Antoni y antes de marcharse inventa un relato para su carro y le pone edad, 100 años

icoy37091523 manel aisa170201171201

icoy37091523 manel aisa170201171201 / periodico

MAURICIO BERNAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Entonces, cuando alguien le pregunta a Manel Aisa cómo sabe que todo eso le sucedió a su carro, cómo sabe que lo arrastraron los protagonistas de la Semana Trágica o que estuvo en manos de un huelguista de La Canadiense, o que estaba “por ahí”, “por ahí cerca”, cuando la barricada del Paral.lel impidió el avance franquista, o que primero se usó para guardar quincalla y más tarde ropa y finalmente libros; cuando alguien le pregunta cómo sabe que su carro tiene 100 años, exactamente 100 años, el vendedor de libros de Sant Antoni se echa para atrás en su asiento y esboza una sonrisa astuta, y simplemente dice: “Bueno, hay algo que se llama imaginación, ¿no?”

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"En el mercado le llaman 'El Anarquista'","text":"En el mercado le llaman 'El Anarquista'\u00a0por su historia de lucha y sus ideas"}}

Hay algo que se llama imaginación, y por qué no usarla. Hace un año, el 24 de enero del 2016, el hombre al que todo el mundo en el mercado de libros de Sant Antoni llama 'El Anarquista' publicó en su facebook lo siguiente: “Hoy es el aniversario de mi carro del mercado dominical de Sant Antoni, parada número 5 de Barcelona. Sí, cumple 99 años, os podéis imaginar su historia”. A renglón seguido mencionaba la Semana Trágica y La Canadiense, la guerra y “los tiempos de la ropa”, y al padre de Joan Amades, y la República, y la época de los tebeos. La clave de todo era esa frase: “Os podéis imaginar la historia”, que resultó que había que tomar en sentido literal, como un permiso del dueño. Nos podemos imaginar la historia. Él lo hizo.

ESPÍRITU LIBERTARIO

“Yo creo que todo empezó el día que vino una chica y pegó en el carro una pegatina de 'Sí se puede'. A partir de ahí empezó a venir gente a poner sus pegatinas reivindicativas, y otra gente a tomar fotos; sacaban la foto con la Carboneria detrás. Entonces, a partir de ahí yo un día dije: ‘Bueno, hay que hacerle una historia al carro’”. Otro se habría limitado a ponerle un nombre, pero 'El Anarquista' pensó en grande, y pensó con imaginación. La mejor manera de dotar de personalidad a un carro que empezaba a tenerla era darle una historia, o lo que es igual, darle vida. “La edad la puse yo, y decidí que el carro cumpliría 100 años cuando yo me jubilara. Es decir, este año. A partir de ahí empecé a pensar: ¿Quién pudo tenerlo antes? ¿Dónde pudo haber estado? ¿Quién pudo haberlo empujado?”

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Quer\u00eda \"hacerlo hablar,","text":"Quer\u00eda \"hacerlo hablar,\u00a0como a las paredes\", dice de su carro\u00a0"}}

Se jubila 'El Anarquista'. Antes de Sant Antoni y de los libros había sido pintor de brocha gorda porque era el oficio de la casa, pero un día se dio cuenta de que la pintura lo iba a matar y alquiló un trozo de parada en el mercado, del que era asiduo: iba cada semana y se marchaba con bolsas de volúmenes para el fondo del –entonces era miembro, hoy lo preside– Ateneu Enciclopèdic. “Entonces era así –recuerda–, alquilabas un metro o medio metro de parada”. Había sido secretario de organización de la CNT en el 77 (“el clandestino me pasó las llaves a mí”) e integrante del Colectivo Libertario Sant Antoni-Chino (“hacíamos pintadas, sobre todo”), y esa vena libertaria se reflejó en lo que vendía: “Básicamente libros de movimientos sociales, los que editaba Ruedo Ibérico, por ejemplo, y los pequeños volúmenes del movimiento libertario”. Su madre murió en el 93 y con su parte de la herencia adquirió su propia parada. Pagó un millón de pesetas.

Muchos años después, un día en que se levantó inspirado, decidió que su carro, su viejo carro, debía tener una historia. “Hacerlo hablar, como se hace hablar a las paredes”, resume. El mueble desde entonces es más que un mueble, y con la noticia de que su propietario se jubila han brotado del suelo pretendientes. “Novios y novias, pues claro. Lo más probable es que se lo quede otro paradista”. Al carro le siguen sacando fotografías cada domingo en el mercado. Le siguen poniendo pegatinas. Sigue viviendo, acumulando historia. “Igual sí tiene 100 años, o por ahí”, reflexiona 'El Anarquista'. “Igual. Porque si uno mira la madera…”, dice. “Si uno la mira… Esa madera es de la de entonces”. Por qué no. Solo hay que imaginar que es así.